El Camino empieza a recuperar el pulso tras el parón invernal

Natalia Rodríguez Noguerol
n. noguerol ARZÚA / LA VOZ

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En localidades como Arzúa ya reabrieron los albergues privados

21 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El descanso invernal que el Camino de Santiago concede a los negocios del sector turístico está tocando a su fin a medida que se acerca la Semana Santa, período vacacional que marca el inicio de la temporada de mayor afluencia de peregrinos. Hasta entonces todavía resta un mes por delante, pero el movimiento en la ruta de peregrinación ya empieza a dejar de ser testimonial como lo es en los meses de invierno. Los vecinos de los municipios que vertebra el Camino Francés, que continúa siendo el más transitado, lo saben bien y de unas semanas a esta parte son testigos de cómo el trasiego de romeros por las calles está empezando a recuperar el pulso. Poco a poco, eso sí; al menos, de momento.

A la observación vecinal le dan validez los empresarios del sector, que ganan en actividad a medida que el Camino se va llenando de peregrinos. Los primeros que lo recorren en grupo ya empezaron a llegar y con ellos, reabrieron sus puertas los albergues de gestión privada que, en los últimos años, proliferaron, en mayor o menor medida, en las localidades jacobeas. En una de ellas, como es Arzúa, los once establecimientos que hay de esa categoría ya prestan servicio, algo que todavía no ocurre en la vecina Melide, donde la mayoría de la decena de albergues privados todavía no reabrieron sus puertas.

El hecho de que Arzúa sea final de etapa es uno de los aspectos que se valoran en el sector para explicar la apertura más temprana de los albergues privados, que empezaron a ofrecer literas coincidiendo, el primer fin de semana de este mes, con la Festa do Queixo, una cita muy concurrida que acostumbra a agotar las plazas de alojamiento en la localidad. Desde su casco viejo, José Manuel Pimentel es uno de los hosteleros que testimonian la llegada de los primeros grupos de peregrinos. «Hacia mediados de febreiro, empezaron a vir», apunta el gerente del último albergue privado que abrió sus puertas en Arzúa.

Fue a principios de octubre, en la rúa Cima do Lugar, de la que ha tomado el nombre el albergue, y, luego de la experiencia acumulada desde entonces -no cerró el establecimiento para ir cogiendo rodaje-, afronta la temporada con buenas expectativas. Dice que quedó satisfecho, «moito mellor do que pensaba, unha sorpresa», cuenta Pimentel, que pronostica una temporada «bastante fuerte». La previsión del albergue Cima do Lugar se apoya también en datos objetivos. José Manuel Pimentel, que trabaja con una agencia para la gestión de las reservas, apunta, así, que «xa teño bastantes, moitas, pechadas dende abril». Este hostelero que se arriesgó a impulsar su propio negocio dentro de un sector -el de los albergues privados- con una completa oferta parece no haber errado en su decisión de apostar por la gallina de los huevos de oro del turismo interior. «Arzúa é punto de parada obrigatorio e vendo que os demais albergues tiñas movemento, decidimos apostar por isto».