Molinos

Cristóbal Ramírez

AMES

16 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los molinos de río son especie en extinción. Cerca de las ciudades, mucho más, por el lógico desarrollo que los ha convertido en inservibles primero y en ocupantes de un solar con el que especular después. Así que acabaron siendo vendidos por sillares igual que una fruta o un pescado se puede vender por docenas o por kilos. En ocasiones llegan los dineros de Europa y se gastan en algo tan sin sentido como reparar un tejado aquí y una puerta allá, sin que nadie ponga en la mesa una idea de futuro. Porque a todo esto la mayoría de los molinos pertenecen a particulares.

En la comarca, Ames ha diseñado, años ha, una ruta de senderismo llamada de Riamonte que tiene en la base unos molinos y en la cumbre los restos de un templo. En Oroso hay otra pero con un trazado algo extraño, no muy buena señalización y nula promoción que trae como consecuencia que no la recorra nadie. Son ejemplos.

En Santiago, saliendo rumbo a Sigüeiro y pasado Enfesta y el castro de Formarís, permanecen en pie dos ejemplares a los cuales en los tiempos del alcalde Bugallo se les dio un lavado de cara y se les pusieron tejas nuevas. El Camino Inglés pasa al lado de ellos, pero ningún peregrino los ve por la sencilla razón de que la vegetación los oculta por completo. El ejemplar que se mantiene en pie justo a la derecha después de pasar por un túnel la carretera nacional aún muestra, fijándose, sus paredes. Del de arriba es mejor no hablar: imposible su visión.

Si el Concello quiere revitalizar el Camino en lo que afecta al municipio (y ya bastante lío hay con el trazado y una gran pintada en una pista que pone «Camino oficial», justo en sentido contrario a los mojones), ahí tiene una oportunidad para hacer algo.