Bertamiráns, el gran vertedero de Santiago

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

AMES

Los plásticos que bajan con el agua del Sar se quedan enganchadas en sus orillas.
Los plásticos que bajan con el agua del Sar se quedan enganchadas en sus orillas. sandra alonso

Los vecinos están hartos de soportar las inmundicias y el mal olor del Sar por culpa de la desfasada depuradora de Silvouta

21 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No han tenido oportunidad de abrir la boca cuando se presentó el proyecto de la futura depuradora de aguas residuales de Santiago, pese a ser ellos los principales damnificados de la situación actual. Son los vecinos de Bertamiráns, que sufren a diario las inmundicias que bajan por el Sar dada la incapacidad de la EDAR para depurar toda el agua que llega de la capital gallega. Las instalaciones están dentro del municipio compostelano, en el lugar de A Silvouta, y las futuras -el lejano día en que se construyan-, también, pero el agua que baja después de pasar por el proceso lo hace por los dominios de Ames, Rois y Padrón, y es sobre todo en el primero, el que está más cerca de la depuradora, donde la alta contaminación del Sar es evidente.

Los biólogos y técnicos advirtieron ya de la presencia en sus aguas de metales, restos de fecales y hasta medicamentos, pero no hace falta analizar las micropartículas para percatarse de ello. Basta darse un garbeo por el paseo fluvial de Bertamiráns para ser testigo de la basura que se acumula a ambas riberas, de las aguas turbias y las espumas sospechosas, así como del mal olor del río, que acompaña en todo su recorrido.

Bertamiráns, una de las villas que mejor supo aprovechar el crecimiento poblacional heredado de Santiago, construyó hace unos años un hermoso paseo fluvial que hasta obtuvo un premio de arquitectura. El recorrido parte a ambas orillas del Pasos, un pequeño y estrecho riachuelo que discurre limpio y cristalino. Todo cambia unos metros más abajo, cuando el Pasos desemboca en el Sar. El paseo sigue, pero ya no es lo mismo y no hay nada que invite a continuarlo. Las aguas del río que cantó Rosalía bajan turbias, la espuma que se desprende de los tramos más caudalosos no es natural y parece tener restos de detergentes y el olor evidencia lo que ya se sabe, que se trata de una de las cuencas fluviales más contaminadas de Galicia.

La solución va para largo, porque el proyecto de la nueva depuradora se ha quedado enquistado en Madrid, que le tiene que dar el visto bueno. Aunque en Ames tampoco tienen claro que la construcción de la depuradora de O Souto vaya a solucionar el problema que sufren, porque las instalaciones todavía estarán más cerca de Bertamiráns. Solamente el uso de los más modernos sistemas de depuración permitirían recuperar un río que antaño tenía lampreas y en el que se bañaban los vecinos. Y esos sistemas son caros, pero necesarios. A la vista está.