Resalta que en Compostela existen «cada vez menos locais antigos»

La Voz

AMES

02 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchos de los clientes que entran en Casas Chico son amigos o conocidos de Enrique. «Moitos son de sempre», dice. Y alguno hasta le acompaña mientras expende herramientas o piezas. «Ese que acaba de marchar está aquí mañá e tarde e axúdame a poñer as cousas e recollelas», dice de una persona de cierta edad que acaba de irse.

Resulta placentero entrar en un local tan antiguo, que transporta a la mitad del siglo XIX, y contemplar la diversidad de artículos que alberga. Algunas piezas han ido a parar al Museo do Pobo Galego para que los visitantes de San Domingos conozcan las herramientas de antaño. Y recientemente el televisivo Luar le llevó una serie de artículos para su exhibición en el programa.

Bombillas y material eléctrico son los productos que más salen del local de As Casas Reais, 23. El redactor recuerda que la primera bombilla que compró en su vida, en su adolescencia, fue en Casas Chico. Tal vez se la expendió el padre de Enrique, es difícil recordarlo. El propio local es un punto luminoso en la ciudad que un día podría apagarse. En una ciudad en la que, recalca Villaverde, «hai cada vez menos locais antigos». Desgraciadamente.

A Enrique, que actualmente vive en Ames, le encanta el casco viejo de Santiago. En su época juvenil vivía el ambiente de la zona y se tomaba sus copas como cualquier mozo: «Antes facíao, pero agora xa non. Máis que nada polo rollo de tráfico, xa que me poden deixar sen carné e logo teño que vir andando ou en autobús dende Costoia. Saio daquí e vou directo para a casa». Hoy Enrique, un hombre amable y campechano, tiene 55 años y un espíritu juvenil saludable. Sus carreras por la tienda son de proverbio.