Aquí la ciencia la hacen mujeres

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

En el Instituto de Investigaciones Agrobiológicas las científicas triplican a sus homólogos varones; el porcentaje de investigadoras es alto desde hace décadas

25 mar 2019 . Actualizado a las 13:59 h.

No es algo reciente. Antes pasaron por aquí Adelina, Mari Cruz -la única mujer delegada del CSIC en Galicia-, Tarsy, que sigue vinculada como investigadora ad honorem... Detrás de la Facultad de Química, en un edificio bajo con huerta e invernadero, trabajan Conchi Sánchez, Nieves Vidal, Montserrat Díaz, Carmen Trasar y Ángeles Prieto. Con ellas más de una veintena de tituladas superiores, técnicas, doctorandas... y también seis compañeros. El Instituto de Investigaciones Agrobiológicas (IAAG) del CSIC hace ciencia en femenino. Si se tiene en cuenta solo a los científicos titulares, el número de mujeres triplica al de hombres. Si se incorpora a todos los miembros de los grupos de investigación, casi lo quintuplica.

¿Por qué? Desde hace años son mayoría. E incluso en los 60 el número de investigadoras era considerable, más aún para una rama, agrobiológicas, que nunca se ha asociado a las profesiones más feminizadas, «para la época ya eran bastantes mujeres en un área como esta, siempre se ha pensado en otras como sanidad, educación, farmacia...», dice Ángeles.

La carrera investigadora es dura. Para todos. «Esto no son las ocho horas de contrato -apunta Nieves- y es cierto que si eres madre y no tienes un apoyo familiar adecuado eso te puede echar un poco para atrás, pero no es culpa de este centro, sino de cómo se ha organizado la sociedad». Ninguna de ellas se ha sentido penalizada, discriminada o cuestionada en su carrera por el hecho de ser mujer. Pero sí son conscientes de haber vivido situaciones en el pasado que hoy se pondrían bajo lupa, «nadie lo hacía con mala intención, es fruto de la sociedad». Es la propia Nieves la que recuerda un par de anécdotas bastante representativas. «¿Os acordáis cuando me presentaban diciendo: esta es Nieves y tiene dos niños?». Si lo hacían como mérito o demérito no lo tiene claro, «quizás incluso se decía con buena intención, tiene dos hijos y está aquí», añade Conchi. O cuando en una entrevista para el 8M un medio de comunicación le lanzó esta pregunta: ¿No sientes que te estás perdiendo la infancia de tus hijos? «Como cualquier persona que trabaja», respondió.

Lo cierto es que en este centro no han tenido que desarrollar una empatía especial entre ellas para apoyarse, «porque hemos tenido el mismo trato, a nivel de oportunidades hay igualdad, no nos hemos sentido penalizadas, ni para entrar ni para seguir avanzando en la carrera científica», apuntan. ¿Se hace ciencia con otro enfoque? No lo creen, pero sí, y en esto todas parecen estar de acuerdo, ven más aguante en las investigadoras, «quizás nosotras tenemos más paciencia y aguante para desarrollar proyectos en los que no se ve la utilidad práctica inmediata». Porque, explica Carmen, «nuestros proyectos son de ciencia y paciencia debido a que también hacemos mucha investigación básica».

Falta de relevo

En estos momentos este centro del CSIC, con 12 investigadores titulares, tiene un grave problema de relevo. Hace un decenio que no se convoca una plaza estable, por lo que «el futuro se ve negro porque no hay gente». Y eso que sus áreas de investigación son esenciales para una comunidad como la gallega, biotecnología de especies leñosas para su conservación y propagación; y estudio y análisis de los suelos degradados, así como técnicas para su recuperación.

«Hace años me presentaban diciendo: esta es Nieves y tiene dos niños»

«A nivel de oportunidades hay igualdad, no nos hemos sentido penalizadas»