El Concello acordó trasladar la fiesta al parque de Belvís

La Voz

SANTIAGO

C. VILLAVERDE

El gobierno de Estévez consideraba que el daño en Santa Susana era importante

26 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mover la fiesta de Santa Susana es tan complicado como mover una montaña. Las tradiciones son difíciles de borrar de un plumazo. En las últimas décadas se ha planteado más de una vez ese cambio de ubicación de los festejos, sin ningún éxito. La ocasión en la que el Concello estuvo más cerca de hacer esa mudanza fue en 1997, con Xerardo Estévez al frente del consistorio. Su gobierno acordó que las fiestas del Apóstolo de ese año fuesen las últimas en Santa Susana. El motivo, el de siempre: el impacto negativo de las atracciones sobre los elementos naturales del coto. Y se designó una alternativa como sede festiva: el parque de Belvís. En 1998 los carruseles deberían emigrar sin falta a ese ámbito verde. Como era de esperar, muchos ciudadanos pusieron mala cara a la idea del desplazamiento, porque una cosa era cambiar la feria de Santa Susana (se fue a Salgueiriños) y otra muy distinta era cambiar la fiesta. La prueba de que fracasó el intento más sólido de mudar de escenario es que estos días los niños se están divirtiendo de lo lindo, como de costumbre, en Santa Susana.