Figueiras no registró ningún otro incendio desde que se encarceló al acusado del fuego del 2016

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El fiscal le pide cuatro años de cárcel y que pague la extinción

22 mar 2021 . Actualizado a las 10:52 h.

Conseguir una condena contra un incendiario es siempre complicado porque no es habitual que haya testigos ni pruebas de cargo. De ahí que muchos sean absueltos y que, por ello, la Xunta reclame siempre que puede que la Justicia sea más dura con unos delincuentes a los que equipara, por el daño social que causan, con violadores o asesinos.

Conocedora de esas dificultades en la acusación, la defensa del acusado por el incendio de Figueiras (Santiago) del 30 de agosto del 2016, Carlos Porteiro Cotelo, trató de demostrar en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial que no hay nada que pruebe que su patrocinado prendió fuego al monte aquella madrugada. Pero esta vez si hubo testigos. Dos hermanos que circulaban por la carretera de Figueiras a Brins y que vieron un coche parado en la calzada y una sombra agachada en la cuneta. De repente, esa figura se levantó y una llamarada se extendió rápidamente por el talud. La chica, que conducía, fue capaz de ver los dos últimos números de la matrícula y el chico la letra de la provincia -en la numeración antigua- y los dos primeros números.

El panadero de A Fontecova

Eso fue lo que puso a la policía inmediatamente sobre la pista de Porteiro, un panadero residente en A Fontecova y que cada día, sobre las 00.30 horas, salía de su casa para ir a su trabajo en una panadería situada en la avenida Rosalía de Castro de Santiago. Aquella misma mañana le detuvieron y desde entonces cumple prisión preventiva. Curiosamente, desde aquel día no ha vuelto a haber incendios en Figueiras, cuando antes era uno de los puntos calientes y había motivado una investigación de la Policía Autonómica en la que Porteiro ya figuró como sospechoso. No en vano, fue condenado en el 2014 por otro fuego, aunque en aquella ocasión reconoció los hechos y pactó con la Fiscalía una pena menor.

Además del testimonio de los dos hermanos, el fiscal Jorge Fernández de Aránguiz enumeró un listado de lo que, en su opinión, es «una sobrada prueba indiciaria» de que Carlos Porteiro provocó aquel fuego que quemó 9,2 hectáreas y obligó a un importante dispositivo para evitar que las llamas llegasen a las casas de A Cova y Folgoso. Al final, se quedaron a 380 metros de la vivienda más cercana gracias a la pericia del equipo de extinción. Así, recordó que los dos testigos reconocieron sin género de dudas la marca del coche, un Ford, su pequeño tamaño -era un Fiesta- y su color blanco. También que la hora del incendio coincide con el momento en el que el acusado salía de su casa en dirección al trabajo y que la carretera en la que presuntamente le vieron prender las primeras llamas es la que los vecinos declararon a la policía que era la que utilizaba a diario. Por eso, y porque considera que existe la agravante de que puso en peligro vidas y bienes, le pide cuatro años de cárcel, una multa de 6.405 euros y que pague a la Xunta el coste de la extinción: 1.834 euros. La abogada de la defensa, por contra, pide la libre absolución.