80 razones para no creer en los que gobiernan o puedan gobernar esta ciudad

Jesús Varela TRIBUNA

SANTIAGO

03 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevo residiendo en la ciudad histórica desde el 2013 y ya casi no me quedan fuerzas ni argumentos que me permitan pensar albergar la esperanza de que algún día las negativas que sufro como vecino puedan convertirse en auténticos retos para quienes nos gobiernan.

Cuando vine a vivir a esta zona un vecino me advirtió que iba a tener que pagar a Telefónica/Vodafone un servicio de Internet de 10 megas que no me iban a proporcionar (no supera los 2,7) y no iba a poder desarrollar una actividad empresarial y estilo de vida al uso, ¿Cuántas veces los escuchamos hablar de este tema y qué hicieron? Ante el primer problema de hilo de agua durante una ducha, los trabajadores de Viaqua me aclararon que las instalaciones en la zona histórica son vetustas y malas por lo que no podían dar más presión. Trate usted de ducharse en horas de bajo consumo en la zona, me dijeron.

Cuando quise poner un ascensor en el edificio también me advirtieron que me iba a costar el triple, tanto económicamente como en tiempo administrativo. Dificultades de acceso para carga y descarga, ocupación de la vía pública, así como los trámites urbanísticos y de permisos de patrimonio (incluyendo excavación arqueológica), no hicieron más que confirmar dicho presagio.

Cuando al poco de entrar en el gobierno municipal Compostela Aberta paré por la calle al concejal Xan Duro para felicitarlo por haber manifestado públicamente que iba a obligar al comercio y la hostelería a cumplir la norma sobre el uso de las fachadas y la vía pública, para que los establecimientos cuidasen la rotulación, no colocasen tenderetes delante de sus negocios, no acumulasen sillas y mesas en la vía pública cuando no se utilizan, que perseguiría las iluminaciones singulares al antojo, que destrozan la estética y maravillosa iluminación de farolas de la zona vieja, etcétera. ¿Saben que me respondió? Que comprendía mi alegría, pero que me adelantaba que no iba a poder exigir su cumplimiento porque no disponía de efectivos de la Policía Local para velar por su cumplimiento.

¿Sabían ustedes que cuando en el medio de la calle, fuera de los soportales, se produce una rotura de una tubería de agua el Concello interpreta que en la zona histórica, para estos menesteres, la propiedad alcanza hasta el centro de la calle, no hasta el registro de agua a pie de puerta?

No pude asistir a la reunión de esta semana en la praza de Abastos entre los vecinos del casco histórico y el gobierno municipal, pero puedo asegurarles que podría mencionarles hasta 80 situaciones increíbles y fascinantes que nuestros gobernantes podrían convertir en retos para lo que les queda de legislatura. Por favor, déjense de pamplinas, aparquen los complejos debates ideológicos, el estudio de la influencia de la oligarquía financiera e incluso el devenir del materialismo histórico. No se pierdan en discursos y promesas, elaboren una lista de situaciones a corregir, prioricen y trabajen sobre ellas.

Con mis mejores deseos para que, en la próxima reunión con los vecinos del casco histórico, al menos puedan darnos la buena nueva de haber conseguido dos retos. Uno de carácter funcional: resolver el gravísimo problema de Internet. Y otro estilista y de buen gusto: que los autónomos y vecinos no hagan un uso indebido y hortera de la señalización en sus fachadas y vía pública, que tanto afean a nuestra maravillosa ciudad.