El elemento humano

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor ENTRE LÍNEAS

SANTIAGO

26 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vivimos en la era de la máquina. Una época en la que el bien y el mal, lo bueno y lo malo, se miden por el tamaño de la pantalla de tu móvil, la rapidez de tu conexión a Internet, la potencia de tu aire acondicionado o las prestaciones tecnológicas de todo aquello que antes no las tenía y tampoco parecía hacerles tanta falta. Y en esta era digital yo sigo reivindicando el elemento humano como el gran diferenciador de todo. Es el ser humano el que puede hacer bueno lo malo y malo lo bueno. Por muy moderno que sea un hospital y muchos aparatos que tenga de nada sirve si sus médicos, enfermeros y hasta ujieres no se toman su trabajo como una vocación. E igual en todas las profesiones. Una gran amiga mía me contó una vivencia de esta misma semana que es prueba de la importancia del elemento humano. Iba en el bus a casa y se olvidó una bolsa. Fue a otra parada para intentar interceptar al vehículo, pero el que llegó era otro, conducido por una mujer. Le expuso el problema y ella, para su sorpresa, no solo la escuchó y la atendió, sino que agarró su móvil, llamó al conductor del otro autobús y le advirtió que en aquella parada estaba una chica que se había dejado un paquete. Y así fue. El otro bus llegó y el conductor le entregó la bolsa olvidada. Ella que siempre se queja de lo muy antiguos que son esos buses, ella que critica que casi ninguno tiene aire acondicionado y se cuece en verano. Ella que no soporta los duros amortiguadores. Ella, que tanto protestaba, comprendió ahora que lo único que realmente importa del autobús es el conductor. Es él el que marca la diferencia.