Natalidad y listas de espera

Montse García Iglesias
Montse García AL TRASLUZ

SANTIAGO

13 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hablamos de listas de espera, habitualmente, lo asociamos a las sanitarias. Es desesperante aguardar meses para una prueba, por no decir para una operación. Pero hay otras listas de espera con las que estos días le toca lidiar a centenares de familias en Santiago y su área: las de las guarderías públicas. Cuando se habla de conciliar, son muchos los padres que tienen que valorar si eso es posible llegadas estas fechas. A mi hijo no le han dado plaza, ¿dónde puedo dejarlo? Un dilema difícil si en las opciones de respuesta no se incluye la tabla de salvación que suponen los abuelos. Contratar a una persona para atender al pequeño puede suponer que el sueldo obtenido por uno de los progenitores tenga como único destino el cuidado del pequeño. Entonces, ¿compensa regresar al mercado laboral? Otra de las opciones pueden ser las guarderías privadas, ¿pero con ingresos de familias que quizás no superen los mil euros es eso posible mientras se afronta una hipoteca? Y si uno de los miembros de la familia está en el paro, ¿cómo va a buscar una ocupación si tiene que cuidar al pequeño? Pero más allá de las plazas y esas listas de espera que nos demuestran que la tan manida palabra conciliación todavía sigue siendo una utopía para muchos, también hay que replantearse más cuestiones si se quiere fomentar la natalidad más allá de una ayuda o de políticas aisladas. Algo falla en un sistema en el que hay que recurrir a las guarderías para el cuidado de niños que no llegan a los seis meses. Quizás no habría listas de espera si fomentar la natalidad constituyese realmente una prioridad.