Whittington y Yusta permutaron

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

ÓSCAR MATXIN LOF

Las estadísticas invitaban a que el alero asistiese y el pívot tirase

19 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Shayne Whittington es un cinco que puede moverse como un cuatro. El pívot está firmando el mejor porcentaje del equipo en tiro de tres, cercano al 50 %. Frente al Bilbao anotó tres de los cuatro que intentó. Santi Yusta es un tres puro, con un buen dominio del balón en el bote. Si hubiese una estadística de entradas a canasta estaría, con toda seguridad, entre los mejores.

Uno y otro intercambiaron los papeles en la jugada que decantó el partido del lunes en Miribilla, al poco de entrar en el último minuto. El pívot recibió en el poste alto y buscó pasillo hacia el aro. Mumbrú hizo la ayuda para tapar el paso y dejó solo a Yusta en la esquina. Whittington lo vio y le entregó el balón. Quedaban 47 segundos y el alero no dudó. Podía haber dado uno o dos pasos, pero ensayó desde detrás de la línea de 6,75. En ese momento, Bendzius, en el banquillo, ya alzó los brazos. Y una fracción de segundo antes de que entrase el balón, también Urtasun. De inmediato lo celebró todo el banquillo, a sabiendas del valor de esa canasta. Y nada más concluir el encuentro, los dos protagonistas se fundieron en el abrazo que recoge la instantánea.

Yusta podría ser un extraordinario jugador de póker, porque no suele exteriorizar sus emociones. Por su cara es difícil adivinar cómo está transcurriendo el partido. Whittington es la antítesis, la expresividad. Y, además del abrazo, le arrancó la sonrisa a su compañero. De inmediato, en el corrillo posterior al partido, Yusta se vio rodeado y se llevó los capones de reconocimiento.

Nada de cuentas

La plantilla disfrutó de una jornada de descanso. La victoria de Bilbao ya es historia y el futuro, siguiendo la máxima implantada por Moncho Fernández desde que llegase al banquillo de Sar, no va más allá del siguiente choque, el del domingo frente al Murcia. El vestuario no hace cuentas.