«Por cada ocho personas que tratemos evitaremos un infarto de miocardio»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Algunos pacientes, afirma este médico y presidente de la Fundación Hipercolesterolemia Familiar, debutan ya con un evento cardiovascular

07 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El ciclo de sesiones Cardiochus que organiza el servicio de Cardiología del Clínico tuvo como protagonista a Pedro Mata, médico y presidente de la Fundación Hipercolesterolemia Familiar, quien destacó los beneficios de diagnosticar y tratar de forma precoz a los pacientes que sufren esta enfermedad.

-¿Qué prevalencia tiene la hipercolesterolemia familiar?

-Afecta aproximadamente a una de cada 250 personas, por lo que si lo trasladamos a España serían unas 150.000. Es un trastorno genético que se expresa clínicamente con unos niveles elevados de colesterol y el riesgo de tener una enfermedad cardiovascular prematura, como un infarto de miocardio. En función de la mutación puede tener mayor o menor gravedad, pero es fundamental su conocimiento. Además, si encontramos a una persona hemos detectado una mina, ya que la mitad de los familiares de primer grado van a estar afectados.

-¿A qué edades se detecta?

-Podríamos detectarlo en los primeros años de vida, pero habitualmente no es al niño a quien se le diagnostica primero, sino que suele detectarse en un adulto. De todas formas ahora hay pediatras que ya ven a niños, por ejemplo de tres años, con un colesterol muy alto y sospechan que puede tener esta enfermedad, por lo que comienza a hacerse el diagnóstico también a los padres.

-¿El tratamiento es más agresivo que el de un paciente con otro tipo de hipercolesterolemia?

-Estas personas siempre tendrán que seguir las recomendaciones de hábitos saludables de la población en general, y prácticamente todas tendrán que tomar fármacos. El tratamiento clave es el de las estatinas, medicamentos muy seguros que se comercializan desde los 90. Si el paciente tiene unas cifras muy elevadas de colesterol y no se consigue el objetivo se puede añadir un segundo fármaco, la ezetimiba, y el año pasado se aprobaron en España otros medicamentos biológicos para los enfermos en los que sigue sin lograrse el objetivo.

-¿Hasta qué punto no controlar el colesterol en estas personas eleva el riesgo de infarto?

-Lo triste es que muchas veces estas personas debutan con un infarto de miocardio, y si no hiciéramos nada su esperanza de vida disminuiría en 20 o 30 años en relación a otra persona, porque pueden sufrir una enfermedad cardiovascular con 40 o 50 años. Se trata de un modelo de enfermedad que se expresa desde el nacimiento, afecta a la mitad de la familia y lo importante es que tiene un tratamiento muy eficaz para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Estamos pendientes ahora de que el Ministerio de Sanidad apruebe una estrategia nacional de detección de la hipercolesterolemia familiar.

-¿Hay que implicar a la primaria?

-Efectivamente, la primaria va a tener un papel clave porque estos pacientes son asintomáticos hasta que sufren el episodio cardiovascular, por lo que hay que detectarlos en el primer nivel asistencial. Si después uno de estos pacientes tiene una enfermedad, o es más difícil su manejo terapéutico, hay que desviarlo al especialista, pero la estrategia iría en colaboración con primaria. El plan conlleva un estudio económico, y los datos de lo que cuesta un evento cardíaco los ha facilitado el servicio de cardiología del CHUS.

-¿Cuál es esta relación coste beneficio?

-Al principio, para poner en marcha un plan debemos realizar un análisis de colesterol y un diagnóstico genético, y después poner un tratamiento al paciente. Todo esto cuesta, pero al realizar el análisis de cuánto se evitaría por pérdida de productividad laboral en gente joven y en episodios cardiovasculares, concluimos que el sistema sanitario ahorra dinero. Y los ciudadanos mejorarán su calidad de vida. Por cada ocho personas que detectemos y tratemos en los próximos diez años evitaremos un infarto de miocardio o una muerte coronaria, por lo que este plan debería ser una prioridad.