La Sala Malatesta niega haber eludido la inspección y recibir trato de favor

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

xoan a. soler

Los propietarios del local se sienten víctimas y un «dano colateral» del caso Duarte

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni recibieron trato de favor del concejal de Espazos Cidadáns, Jorge Duarte (Compostela Aberta), ni eludieron durante casi un año la inspección de los técnicos municipales para confirmar su licencia de apertura y el aforo de su establecimiento. Los propietarios de la Sala Malatesta (San Lourenzo, 51) aseguran que han cumplido con los trámites legales que les han exigido y que han estado siempre localizables y dispuestos a atender los requerimientos del Concello. Se sienten víctimas de las guerras políticas del Ayuntamiento y tienen la sensación de ser un «dano colateral» del caso Duarte, el edil del gobierno que preside Martiño Noriega imputado judicialmente por presunto trato de favor a locales de ocio tras una investigación que impulsó la Fiscalía. El ministerio público observó indicios de delito en la actuación del concejal, que admitió haber paralizado multas e intercedido para que se rebajase su importe a algunos bares porque, tal y como él explicó, no estaba de acuerdo con el criterio de los técnicos de Urbanismo.

Joseba Irazola, uno de los socios de la Sala Malatesta, asegura que la polémica está causándole un grave perjuicio a su negocio «sen comelo nin bebelo», ya que defiende que se han limitado a hacer una gran inversión para insonorizar el local y adaptarlo a todo la normativa. «Nós presentamos todos os papeis no Concello e fixemos todo o que nos solicitaron. Aquí estamos, todo o mundo sabe onde e quen somos, polo que ninguén pode dicir que non respostáramos ao Concello. Na noite de Reis veu a Policía Local a traermos unha notificación e o día 13 fixeron á inspección que estaba pendente», explica Joseba Irazola.

Los propietarios no comprenden cómo se les puede intentar culpar a ellos de que los técnicos de Urbanismo no hicieran la inspección de confirmación de licencia y aforo en el tiempo previsto por la normativa, que son tres meses. «Iso é cousa do Concello, non de nós», incide Irazola, que confirma que una vez que desde el Ayuntamiento les expliquen que obras tienen que acometer las llevarán a cabo para poder aumentar su aforo, que recientemente fue rebajado cautelarmente a tan solo cien personas, un 80 % menos de los 497 con los que abrieron el negocio.

«Non entendemos por que se nos está linchando cando aquí o único que hai é unha posible disfunción do goberno local ou dos técnicos», señala Joseba Irazola. Espera que el asunto quede ahora zanjado y considera que si algo ha quedado claro es que «a Sala Malatesta nin se esconde nin esquiva a ninguén. Se alguén non fixo o seu traballo é o seu problema», añade.