Iglesias consultó al vestuario la alineación del media punta ante el Céltiga tras pasar toda la semana sin entrenar
25 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Tan pronto como concluyó el partido de hace dos jornadas en Ribadumia, encuentro en el que el Compos logró su primera victoria de la temporada como visitante, Recoba pasó por su domicilio en el Ensanche con el tiempo justo para meter algo de ropa en una maleta, despedirse de su familia y darle un beso a Adriana, su hija, que acaba de cumplir tres años. Todo a las carreras. Por delante restaba una paliza de 600 kilómetros de carretera hasta Madrid. Solo, de noche y en plena ola de frío.
Al día siguiente estaba citado a las 09.00 para la presentación de un curso intensivo de entrenador de la Federación reservado a la élite. 35 plazas destinadas a jugadores que han disputado al menos ocho temporadas en Primera o que han sido internacionales en cinco ocasiones. Recoba es compañero de Valerón, Saviola y Fernando Redondo. Se sienta en clase con el clan del Athletic formado por Iraola y Orbaiz, a los que conoce a través del excéltico Ánder Murillo, con el que hizo buenas migas en Chipre.
Como es lógico, su asistencia al curso (de lunes a viernes, durante un mes) le impide entrenar con el equipo. Tan solo llega a la sesión del sábado, que siempre es muy suave, pensando en el partido. Para no perder la forma por completo sale a correr por la noche con alguno de sus compañeros de clase, la gran mayoría futbolistas retirados, pero incapaces de abandonar la actividad física.
Yago Iglesias sondeó el vestuario para ver cómo respiraba con la posibilidad de que alguien que lleva fuera toda la semana pudiese ser de partida. El grupo cerró filas y mostró total comprensión, otorgándole carta blanca para contar con el jugador como considerase oportuno.
Recoba regresó a Galicia el viernes a última hora tras otra importante paliza en la carretera. El sábado se calzó la botas para ejercitarse con el resto de sus compañeros y el domingo salió en el equipo titular. Yago Iglesias repitió la alineación que tan buenas sensaciones ofreció la jornada anterior. Cuando algún aficionado todavía no se había acomodado en la tribuna, Recoba abrió el marcador al enviar a la red un buen centro de Diego Rey. En el ecuador de la segunda parte las piernas comenzaron a acusar la inactividad de toda la semana, y Yago Iglesias decidió adelantar la posición del diez para fijarlo de delantero centro. En la recta final, cuando el Céltiga apretaba buscando la igualada, Recoba se sacó de la chistera una jugada en la que toreó a la defensa arousana y que concluyó con gol de Diego Rey, cerrando el partido y con la grada en pie, sacudiéndose el frío.
Las negociaciones
Su asistencia al curso de entrenadores es algo que comunicó al club dos meses atrás, cuando desde la dirección deportiva presionaron con tacto para que los domingos se enfundase la camiseta del Compos. Esta fue la única condición que puso sobre la mesa en las negociaciones. Consciente de la situación de la entidad compostelana, en plena reestructuración, ni se tocó el tema económico. El media punta rechazó ofertas de superior categoría, valorando las facilidades que le brindaron en San Lázaro desde el primer momento, cuando apareció en pretemporada para recuperarse definitivamente de su lesión de rodilla. También pesaron mucho el buen ambiente que se encontró en el vestuario blanquiazul, la propuesta futbolística del entrenador y una excelente relación con el director deportivo, Manuel Castiñeiras, pieza clave en la decisión final del futbolista de regresar a casa.