Año 2017 y circulación orbital en torno a las conexiones pendientes

Xosé manuel cambeiro LA VOZ/ SANTIAGO

SANTIAGO

ABRALDES

15 ene 2017 . Actualizado a las 11:39 h.

El nuevo año entró cargado de maletas de ilusiones y esperanzas. Solo que en la vida pública las maletas se inflan y desinflan con facilidad. Preocupan, y mucho, los grandes proyectos de Madrid pendientes. A ver si el ministro de Fomento va afianzando la agenda, y la mollera, para afrontar las deudas infraestructurales con Santiago y ponerse a tono. Sin atosigarle, que aún anda rumiando el contenido de las carpetas. Pero el margen ya va siendo prudencial e Íñigo de la Serna debe ir dando señales. Que esas señales sean documentales y no de humo.

Lo cierto es que hasta ahora ha habido algunos signos, de salida de vía, que no invitan a echar cohetes. Y otros de chaqueteo institucional (el digo-diego del Alvia) que devalúan la palabra de un político. Por esos agujeros se cuelan muchas desconfianzas.

A principios del mes de noviembre, el presidente Núñez Feijoo restó importancia a la ausencia de ministros gallegos en el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy. El jerarca autonómico, que en adelante seguramente coincidirá en las ceremonias de la ofrenda al Apóstolo con una presidenta del Congreso en vez de una ministra de Fomento, a lo mejor no tendrá que arrepentirse de su declaración en el mes de San Martiño. El santo que parte capas como la que le corresponde a Galicia para dárselas a otros.

La comunidad gallega, y Santiago, no están hoy para ceder, sino para recibir y ver saldada la deuda prehistórica con estas tierras. En el caso compostelano, la ciudad lleva décadas aguardando por las conexiones de la autopista que, al menos hasta ahora, figuraban en la agenda ministerial. Y por una estación del AVE que figuraba con vestimenta de capital y hoy anda un tanto descapitalizada.

El decorado de la llegada del AVE está plasmado en el convenio firmado hace unos meses por las tres administraciones que se sientan a la mesa. La demora de la alta velocidad ha movido a los gobernantes locales a apelar a dicho documento. Hay un proceso temporal y unas actuaciones. Lo que hay es también una cifra de viajeros para que la estación adquiera más musculatura, tras la dieta de adelgazamiento que le están obligando a pasar en las primeras fases.

Orbital

Para reunir en el Hórreo esa cifra anual de 3,5 millones de pasajeros, que ya de por si representa un baldón que ADIF no le colgó a otras ciudades, puede que sea necesario buscar a un buen falsificador de estadísticas, que los hay en los caladeros de la Gürtel y demás, o aguardar algunas décadas. Sobre todo si el AVE tarda en volar a Compostela. Y ya se sabe que los plazos los descarga el diablo.

El enlace orbital ya es un clásico en esta ciudad, con su pertinaz recurrencia, y es preciso lograr que se sitúe en los estantes que el ministro tiene a mano. Es una incógnita dónde lo piensa colocar, con unos empresarios y una ciudadanía pendientes de que no se cierren en falso las conexiones en la zona norte. Que arranquen las demás acciones vinculadas a la AP-9 y que no falle el embrague la autovía de Lugo son deseos expresos e impresos contenidos en esa maleta del 2017.

¿Y arrancará la estación depuradora o habrá que arrancarle el proyecto a Medio Ambiente para verle por lo menos las pintas y el calibre de sus supuestos? En realidad, más que sus supuestos preocupan sus presupuestos. Se puede tener algo de paciencia, pero a ver si la comparte la UE. Y la ciudadanía, ansiosa por ver eliminado el pringue de sus aguas, que no son territoriales. Madrid puede actuar en ellas.

Preocupan las acusaciones de castigo a la ciudad. ¿Se acuerdan de la foto hogareña de Martiño Noriega y Ana Pastor en la firma del convenio de la intermodal con efectos colaterales en el PP compostelano? Pues no se concilia en absoluto con las recientes acusaciones vertidas por En Marea de que el Gobierno castiga al Concello. ¿Cambió el dial tras la sintonía Noriega-Pastor? Malo si en estas cuestiones se empiezan a sacar los colores.

Quienes no debieran bajar la guardia en ningún momento son los colectivos sociales y empresariales que alzaron su voz el mes pasado. Que no tengan que emplear vuvuzelas.