El cierre de La Tita, epílogo de la cultura del «after» en Santiago

Brais Capelán SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

La normativa actual y los continuos altercados han convertido estos establecimientos en un colectivo marginal a día de hoy

07 dic 2016 . Actualizado a las 08:17 h.

«¿A dónde vamos ahora?» Es la pregunta que tendrán que hacerse a partir de ahora todos aquellos que pretendan sumar horas a sus noches de fiesta más allá de las seis de la mañana. El cierre provisional del local hostelero Avenida, conocido popularmente como La Tita, supone el inicio de la búsqueda de un nuevo referente entre los after hour compostelanos, que se pueden contar con los dedos de una mano.

El local de Romero Donallo era el foco de protestas de muchos vecinos, que veían perturbadas sus horas de sueño por el ruido de los clientes del local o por los numerosos altercados que sucedían en el exterior a partir de las 6.00 horas. A día de hoy, el Stilo Bar-Café de Fernando III O Santo tiene todos los boletos para acoger a los clientes que deja huérfanos La Tita. Además de la movilización de los vecinos, la agrupación compostelana de Ciudadanos ha pedido al Concello una mayor presencia policial en la zona, con el fin de «controlar el cumplimiento de las ordenanzas municipales». También reclama los detalles del horario y el aforo. Otro pub que opera en esa franja horaria se sitúa en la rúa Santiago de Chile, en un antiguo bar de música rock y metal que fue reacondicionado.

Las quejas vecinales por el ruido y las peleas en la vía pública son una cuestión que ya provocó el cierre definitivo de V3, antiguo Anubis, un after hour situado en la rúa Alfredo Brañas, que arrastró durante años sanciones del Concello y cuyo cierre definitivo fue ordenado este mismo abril. Además, podría meterse en el mismo saco a la desaparecida Casa do Patín, cuyo horario podía abarcar toda la noche y llegar hasta pasado el mediodía siguiente. Este local de las afueras de Santiago operaba como asociación cultural, sin licencia de actividad ni para servir alcohol o comida.

Si una reforma urgente del local no lo soluciona, La Tita escribirá una de las últimas páginas de la historia de los locales de fiesta más madrugadores de la ciudad, abocados a una lenta y agónica extinción.