El tráfico paciente

SANTIAGO

13 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Supongo que más de uno ha vivido la escena: el semáforo se pone en verde, tras unos segundos arranca el primer coche, unos segundos después el segundo vehículo se percata de que el disco ha cambiado a verde, y un poco más tarde el cuarto coche toca ligeramente la bocina para que el tercero sepa que es momento de arrancar.

Otra escena que cualquier conductor habitual vive en hora punta: una rotonda se colapsa, tras abrirse el semáforo los coches apenas pueden pasar porque siguen vehículos amontonados, y cuando la luz ya cambia a rojo un último vehículo decide que no está dispuesto a esperar y se aposta en medio de la rotonda impidiendo que los conductores que vienen de otra dirección puedan pasar, por lo que el atasco se multiplica.

Tercera escena común: un vehículo decide aparcar en doble fila un segundito, en una calle de dos carriles y cree que todos los coches tienen las mismas dimensiones. Unos segunditos después llega un autobús, una furgoneta o un todoterreno, y directamente no puede pasar.

Cuarta y última escena: parada de autobús utilizada por cualquier vehículo para estacionar y hacer un par de recados. El autocar no puede apartarse a la parada, se queda en el carril de circulación, y suben y bajan los viajeros mientras la cola de coches va aumentando. Hay una versión b, que es cuando el conductor del autobús decide que para que suban o bajen un par de personas no es necesario desviarse a la parada, argumentando que después no le ceden el paso. Con un poquito de atención y algo más de civismo el tráfico de una ciudad pequeña como Santiago podría fluir y no agotar la paciencia de muchos.