Desconectados

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

18 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ritmos acelerados del avance tecnológico arrollan al casco monumental abriendo una brecha que lo condena a la despoblación y al banal artificio turístico. Hace no muchos años el debate sobre el peaje a pagar por los «privilegiados» residentes en la almendra histórica de Compostela estaba capitalizado por las fuertes restricciones al movimiento de automóviles en tan sensibles rúas, y ahora lo está por la desconexión cibernética, la expulsión de sus residentes de la red global y, por tanto, su anclaje en el medievo de las telecomunicaciones, lo cual es peor si cabe, porque es el aislamiento absoluto. El cableado aéreo afea hasta el horror pétreos horizontes y fachadas; de su retirada llevamos oyendo hablar tanto tiempo como administraciones y vecinos empezaron a tomarse en serio la conservación de la ciudad monumental y a recibir premios internacionales por ello. Sin embargo, nada se hace para borrar esos adefesios y, mientras tanto, se veta la instalación de fibra óptica en espera del premio gordo de unas obras de renovación de servicios que den la oportunidad de levantar la piedra, calle a calle, para instalar las nuevas redes bajo tierra. Es verdad que acometer un plan de este tipo es muy costoso, pero también lo es que llevamos lustros lamentando la grave discriminación que sufren las personas que residen o trabajan en el casco histórico y, año a año, se podría haber avanzado mucho con la colaboración entre la administración y las empresas del sector. Conservar no es anclarse en el pasado, sino tener acceso a los medios de una vida moderna respetando el patrimonio histórico, y eso es plenamente compatible.