Participación privatizada

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor CRÓNICA

SANTIAGO

17 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucho se habla últimamente en Santiago de la remunicipalización de servicios públicos cuya gestión fue entregada hace tiempo a empresas privadas que, como es natural y lógico, ganan dinero haciendo este trabajo. Es el caso del abastecimiento de aguas, de la grúa o de las zonas de aparcamiento de la ORA. Compostela Aberta (CA) ganó las elecciones municipales prometiendo que todos ellos volverían a estar gestionados directamente por el Concello. Para evitar, dijeron, que las empresas hagan negocio con lo público. Y en eso andan los de Martiño Noriega. Hay quienes piensan, entre ellos conocidos y reputados dirigentes de izquierda como el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), que remunicipalizar después de haber privatizado es inviable. En parte porque las compensaciones que habría que pagar a las compañías perjudicadas serían demasiadas, pero sobre todo porque los trabajadores de los ayuntamientos, que por la ley de equilibrio presupuestario ya no pueden ser más, no pueden asumir ahora estas tareas. Hay debate y eso es bueno, porque la democracia se conforma con la confrontación intelectual de opiniones libres.

Hasta ahí todo bien. Habrá quien tenga una opinión y otros otra, pero lo que resulta sorprendente es que Compostela Aberta pueda tener una opinión y justamente la contraria. Me explico. Llama la atención que los de Noriega no estén a favor de que una compañía privada gestione el agua que todos bebemos pero sí de entregar a una empresa algo tan sagrado como es la participación ciudadana. Y es eso lo que justamente está haciendo este gobierno local teóricamente de izquierdas. Privatizar. Porque es una empresa, Cidadanía, a la que le han encargado, por ejemplo, la elaboración de los presupuestos participativos, lo que ha generado un sinsentido como que para decidir en qué nos gastamos no sé cuántos euros de todos los compostelanos tengamos que pagarle una parte a esta empresa. Desconozco la calidad de su trabajo, seguro que será buena, pero yo creía que, para CA, privatizar era malo por sí mismo y no según les convenga. Al contrario de lo que sucede con otros servicios que podrían ser remunicipalizados, el Concello sí contaba con personal suficiente como para poder confeccionar esos presupuestos participativos, porque lo único que hacen falta son un par de orejas para escuchar propuestas y un boli con el que anotarlas en una libreta. De ser necesario soporte informático, el Ayuntamiento también cuenta aún con un magnífico departamento. Y digo aún por la reciente pérdida de algún buen trabajador. ¿Privatizar o no? En Santiago, ahora, depende. De qué, pero sobre todo de a quién.