Cuando se cumple el sexto día de la desaparición de Diana Quer en A Pobra do Caramiñal es inevitable especular con los hechos que pudieron ocurrir durante la madrugada del lunes. Las conversaciones telefónicas de la joven pueden apuntar a una situación a la que tristemente estamos muy acostumbrados. Y pensando en esa posible hipótesis me ha venido a la mente una joven teense que lucha por su vida en un hospital londinense. Nunca llegaré a entender qué pasa por la mente de esos monstruos. Por qué se hace daño a una persona a la que supuestamente se quiere.
Durante su presentación como nuevo comisario de la Policía Nacional de Santiago, Félix García destacaba ayer la erradicación de la violencia de género como una de sus metas en Compostela. Fue uno de los pocos objetivos que citó en su discurso, y me parece lo correcto incidir en el tema, pues ya son 33 las mujeres que han sido asesinadas por sus parejas en lo que va de año en España. Otras como la teense afincada en Londres continúan aquí, peleando junto a una familia destrozada, que apenas puede asimilar lo ocurrido, con un hijo que nunca comprenderá lo cerca que estuvo de morir.
Mi gran temor es terminar asimilando estos casos inhumanos, perder esa rabia que muchos sentimos casi a diario leyendo las noticias. ¿Cuál es la solución? Yo, sinceramente, no lo sé. A largo plazo habría que reformar totalmente la sociedad, empezando por eliminar el machismo en los medios e instituciones. Solo así conseguiremos que no haya ni una agresión machista más y ninguna mujer menos.