Podemos y pudimos...

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi AL CONTADO

SANTIAGO

28 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando se reescriba lo ocurrido estos años, más tarde o más temprano, tendremos que agachar la cabeza avergonzados. Unos más que otros, claro. En apenas una década nos hemos cargado a toda una generación de jóvenes. Los hemos perdido, como si se hubiesen ido a una guerra. Despojados de su bien más preciado, que es su ilusión, su expectativa de un futuro mejor, muchos todavía ven cómo se perpetúa un modelo social injusto en un país carcomido por una corrupción de forma metastásica. Por eso a nadie debiera extrañar la irrupción de Podemos ni su respaldo social.

A lo largo de las últimas semanas, en Santiago, he asistido a varios encuentros de la organización gallega del partido. Mañana volverán a reunirse. He visto a muchos jóvenes, quizá demasiado jóvenes, y en sus caras podía intuirse una mirada de desencanto, pero también ese desparpajo y atrevimiento que otorga la pérdida del miedo. Algo que suele ocurrir cuando ya no hay nada que perder.

Con estos mimbres está construido el cesto de Podemos Galicia, y supongo que el del resto del partido. Una organización formada en tromba, en la que confluyen cabreados de distinto signo y condición. Y en la que tratan de poner orden unas élites o cuadros, cuya cultura política, en una gran mayoría, se ha forjado en los viejos partidos, ahora tan denostados. Cuando hay que construirlo todo en tan poco tiempo a veces se colocan los ladrillos demasiado rápido. Eso es aplicable a Podemos. Lo que pudimos haber hecho por nuestros jóvenes ya es otra historia.