Éxtasis pirotécnico para recibir el Apóstolo

Brais Capelán

SANTIAGO

Los fuegos artificiales iluminaron el cielo santiagués en un intenso espectáculo

25 jul 2016 . Actualizado a las 18:44 h.

Más de 6.000 personas disfrutaron en el Obradoiro de una espectacular sesión de fuegos artificiales para celebrar por todo lo alto las Festas do Apóstolo. Europlá, encargada de organizar el acto, cumplió su promesa y Santiago vivió una de las pirotecnias más intensas y prolongadas que se recuerdan. El espectáculo iluminó el cielo y se pudo disfrutar desde distintos puntos de la ciudad y alrededores, como la Alameda, el monte do Pedroso o el parque de Bonaval, lugares donde se congregaron aquellos que preferían ahorrarse el agobio propio de un abarrotado Obradoiro.

Ya desde las seis de la tarde (hora en la que se limitó el acceso a la plaza solo a quienes iban a ver los fuegos) comenzó a llegar gente para coger sitio para la noche. La presencia policial fue muy intensa durante todo el día, controlando las pequeñas incidencias que fueron surgiendo y colaborando con la organización en las labores de seguridad y el acceso a la plaza. Además, en el Obradoiro se instaló un hospital de campaña para atender emergencias.

El sol comenzaba a desaparecer poco a poco y en la céntrica plaza y sus alrededores miles de personas se preparaban para el espectáculo. Muchos descansaban sentados, algunos tras varias horas de espera. El acceso a la plaza continuó abierto con normalidad pese a que, según previsiones, sobre las 9 debería haber quedado cerrado. El buen ambiente caracterizó los instantes previos al comienzo del espectáculo. El recinto estaba dividido en el centro de la plaza por un corredor donde se situaban miembros de los cuerpos de seguridad y de Protección Civil.

El Pazo de Raxoi fue el epicentro del acontecimiento y hacia donde se dirigieron todas las miradas de los presentes. A las once y media se apagaron las luces, los presentes lanzaron un grito de expectación y cientos de teléfonos móviles iluminaron la plaza, aunque la gran mayoría prefirió disfrutar del espectáculo sin mediar ningún tipo de pantalla. Por primera vez, los presentes pudieron usar una gafas de tres dimensiones para seguir una parte de las imágenes sobre la fachada de Raxoi.

Una cuenta atrás vaticinaba el inminente comienzo. La historia de la ciudad estuvo muy presente en el espectáculo audiovisual, que se intercalaba con fuegos. Incluso un grupo de actores portaron unos dragones de metal que expulsaban luz y fuego, complementando lo mostrado sobre el Concello y en el cielo santiagués. Un narrador exaltó desde la figura del Apóstol a la de las Marías mientras la proyección envolvía el Obradoiro con imágenes sobre el Pazo de Raxoi, el Hostal de los Reyes Católicos y el rectorado de la universidad. Un narrador evocaba los grandes momentos de la historia compostelana: la fundación de la ciudad, su evolución, el nacimiento del Camino y los lugares y rincones más emblemáticos. También citó a Rosalía y recordó figuras como Alfonso de Fonseca III. La primera parte del espectáculo duró 5 minutos y concluyó con una gran traca final.

La segunda serie de imágenes era más dinámica, pues se requería de las gafas para poder apreciar plenamente los efectos visuales. Llegó el éxtasis final. Las figuras dejaron de proyectarse en los emblemáticos edificios y una primera traca anunciaba el inicio de la sesión de fuegos. Paulatinamente, la intensidad iba creciendo y colores como verde, rojo o azul se proyectaban sobre el cielo santiagués, para desaparecer instantáneamente y dar paso a otros. Los fuegos se sucedían a ambos lados de la plaza, acompañados de luces estroboscópicas y circulares. Además, la música le otorgaba al momento una mayor carga épica, Tras 25 minutos, llegó el fin y el Obradoiro entero se fundió en una cerrada ovación que reconocía la calidad y el esfuerzo realizado para llevar a cabo este espectáculo.

Ya era 25 de julio, Día de Galicia, Día de Santiago Apóstol. Poco a poco la gente comenzó a abandonar ordenadamente la plaza, envuelta en una nube de ceniza y pólvora de la que algunos se lamentaban. Muchos siguieron las celebraciones en los locales del casco histórico. La noche fue larga en Santiago y estuvo amenizada por música, orquestas y un sin fin de actividades para recibir el día grande de los festejos de la mejor manera posible.