Después de Angrois

Serafín Lorenzo VAS CAER

SANTIAGO

23 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Angrois está de aniversario. Allá van tres años desde la tragedia que nunca debió ocurrir y que puso a la combativa aldea compostelana en el mapa. Geográfico, pero sobre todo sentimental. La entrega y generosidad de sus vecinos quedarán para siempre como la moraleja humana de un relato dantesco que, como muchos de los de su categoría, sigue zarandeando a los familiares y amigos de las 80 personas que en aquel maldito 24 de julio se dejaron la vida en la curva de A Grandeira. Porque si todo drama encierra un detonante irracional, que escapa a la comprensión, el de Angrois lo tiene la ausencia de una explicación convincente que ilumine las amplias zonas tenebrosas que lo envuelven. Las familias tuvieron el alivio de dar sepultura a los suyos, pero sus interrogantes siguen sin respuesta. ¿Por qué? ¿Qué falló? ¿Quién decidió?

La pertinencia de sus desvelos la ha acreditado la propia Unión Europea, que ha vuelto a dejar en evidencia a España por la ausencia de una investigación independiente sobre el siniestro. Conclusión aplastante: tres años después, las responsabilidades políticas siguen sin depurar y las culpas no pasan del maquinista. Claro que Bruselas tampoco ayuda. Se limita a señalar el pecado, pero renuncia a reclamar su expiación al Gobierno. Menuda papeleta. Y así irán cayendo uno tras otro los aniversarios sobre Angrois. Con palabras huecas y gestos para la galería. Sin una brizna de aliento que alimente la esperanza de las familias de aproximarse a la verdad. En esta vida, lo peor no es que piensen que eres imbécil. Es que te traten como si lo fueras.