El Concello concedió en lo que va de año licencias para 86 viviendas nuevas

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

j. m. casal

Tramitó 48 permisos para reformas y restauraciones de inmuebles, siete de ellas para instalar ascensores

27 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción de vivienda nueva sigue en Santiago, y en toda Galicia, sin dar síntomas claros de recuperación. En lo que va de año, el Concello ha concedido licencia para construir 86 nuevas viviendas, de las que 65 son pisos de un único edificio de la calle Trece Rosas, y otras 7 son viviendas unifamiliares de una promoción única. El resto son chalés, que se levantarán por iniciativa de sus futuros moradores, sobre todo en la zona rural.

La construcción, antaño uno de los tres pilares de la economía de Santiago, junto al empleo público y el turismo, sigue sin dar síntomas claros de recuperación, aunque sí puede hablarse de pequeños destellos.

Frente al tímido movimiento constructivo en comparación con el registrado en los años previos a la crisis económica, se percibe un mejor comportamiento de los proyectos de restauración, reformas y ampliación de inmuebles, tanto individuales como colectivos. También en la rehabilitación de edificios, naves o parcelas para acoger empresas nuevas o por la ampliación de las ya asentadas. En estos casos, en las Xuntas de Goberno celebradas desde el pasado mes de enero se han concedido 37 licencias para reformas de casas, 11 más para rehabilitaciones y mejoras en edificios, de las cuales 7 son para la instalación de ascensores.

Además, el Concello autorizó 13 obras más vinculadas a reformas de naves, locales o casas, que se destinarán a acoger industrias, comercios y establecimientos hoteleros o de restauración. Por su parte, 6 han sido las licencias autorizadas para obras ejecutadas por el Consorcio (dos iglesias y la fachada oeste del Pazo de Raxoi), y otras a la Xunta de Galicia para terminar el Cegadi, completar el Centro de Peregrinaciones con el espacio para acogida, y una reciente a Cáritas para rehabilitar la casa que acogerá el Centro Vieiro en Carretas. Por último, se inició el expediente para legalizar la promoción de Otero Pombo en Ponte Sarela.

Estos movimientos en el sector de la construcción son, en palabras de Juan José Yáñez, portavoz de Aproinco (Asociación Provincial de Promotores Inmobiliarios de A Coruña), síntomas de que «ha dejado de caer», aunque no se puede hablar «aún de recuperación. De hecho, en el 2014 parecía que empezaba en serio la recuperación, pero no era así, y en los últimos seis meses se percibe una congelación del sector».

Segunda mano, mejor estado

El portavoz de Aproinco insiste en que, en Santiago y en el resto de Galicia, «desde hace 7 u 8 años, la construcción de vivienda nueva prácticamente está parada, lo que ha hecho que la de segunda mano se venda con mayor facilidad», explica.

Yáñez afirma que «tres cuartas partes de las viviendas que se venden son de segunda mano, y quizás ese porcentaje sea aún mayor en Santiago», porque «los pisos bien ubicados se venden más rápido y la capital gallega sigue siendo un mercado atractivo». Aunque considera que Santiago no es ajena a lo que ocurre en Galicia, cree que la ciudad vivió una «situación atípica» en medio de la crisis de la construcción, porque «el mayor peso del empleo público hizo que se notara menos y más tarde que en otros sitios la crisis económica». Además, Santiago «fue y sigue siendo una ciudad con atractivo para los inversores».

La capital fue durante muchos años en el «fondo de pensiones del centro de Galicia, y así quienes podían compraban pisos para cuando sus hijos fueran a estudiar a Santiago, o simplemente como un componente inversor preferían mirar para Santiago».

Esta venta de inmuebles para invertir estaría detrás de un mayor número de viviendas vacías, «aunque vendidas en Santiago», frente a las que puedan registrarse en otras ciudades gallegas. «Recuerdo que Sánchez Bugallo se lamentaba de que, pese a las nuevas promociones, los habitantes de Santiago seguían estancados, pero es que lo que se vendía no era para ser ocupado, sino para ser destinado al alquiler de estudiantes en el mejor de los casos», señala Yáñez.

Aproinco considera que una diferencia entre Santiago y el resto de Galicia es que «en Santiago se siguió un modelo diferente de construcción. Aquí primero se impulsaron las urbanizaciones de los terrenos, y después las casas». Eso ha llevado a que existan terrenos listos para edificar, como en Castiñeiriño o San Lázaro, pero «sin nadie que los levante» por la crisis. De ahí que, a diferencia de lo que puede verse en otras localidades, en Santiago hay menos esqueleto.

El portavoz de los promotores se muestra crítico con las decisiones de los gobiernos centrales del 2010 con Rodríguez Zapatero y del 2012 con Mariano Rajoy, al suprimir las ayudas para la compra de viviendas protegida. «¿Quién va a comprar una vivienda protegida si el precio final es prácticamente igual al de una libre, que además no tiene las ataduras de las protegidas tanto para futura venta como para alquiler?», se pregunta Yáñez.

Considera que un número importante de compradores potenciales, en referencia a los que adquirían las antiguas VPO, comprarían si hubiera ayudas del Estado. En este caso, Yáñez también apunta como factor para la parálisis del sector la dificultad «aún muy alta para acceder a un préstamo bancario. Los trabajadores no tienen un futuro laboral claro, así que la incipiente alegría se ha quedado en nada».