Azar aéreo

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

26 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

i no conociéramos el rigor que el director del aeropuerto, Ricardo López Navarro, aplica en la organización del complejo día a día de Lavacolla se podría pensar que Aena está incapacitada para la planificación de intervenciones sensibles en sus infraestructuras en Santiago. Por eso, debe ser que la programación de las obras de mejora del sistema de ayuda al aterrizaje ILS ha topado con un mal fario, porque el caos que ha provocado ya en varias jornadas de nieblas mañaneras no sintoniza con la decisión de acometerlas en junio argumentando que es el mes con menos incidencias de este tipo. No eran necesarios sesudos estudios de series meteorológicas históricas y sí una simple consulta a Pemán para saber que esto podía ocurrir y que iba a dejar a miles de personas tiradas por los desvíos o cancelaciones de sus vuelos. Ahora a Aena no le queda otra que apurar al máximo los trabajos y que estos no se prolonguen ni un minuto más allá del previsto 3 de julio para reactivar el ILS.

Más preocupante, porque no es producto de un margen de azar como el climatológico y sí del manirroto cortoplacismo político, es la pertinaz inoperancia demostrada en la gestión de las antiguas infraestructuras de Lavacolla. Que a estas alturas no se haya planteado ni una sola opción seria para reutilizar la vieja terminal es alarmante. La búsqueda de soluciones exige la puesta en común de las administraciones para lanzar un plan de futuro solvente y en clave de ciudad para el edificio. Paralelamente, la falta de planificación ha arruinado igualmente las antiguas instalaciones del Aeroclub en una zona que carece de áreas deportivas. Tampoco es azar, sino una pésima gestión.