La brecha generacional

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña EL MIRADOR

SANTIAGO

25 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Suelo discutir que sean las telecomunicaciones las que marcan la brecha generacional. Cierto que los niños nacen hoy con un Ipad debajo del brazo y que muchos padres son todavía unos analfabetos digitales. Pero el verdadero abismo está entre los progenitores que se criaron en una dictadura en la que vestían de negro y en la que cualquier vocablo en extranjero sonaba a diabólico y unos hijos que se dejaron crecer unas melenas que meneaban bajo las luces de las discotecas mientras escuchaban a sus satánicas majestades.

La diferencia la marcó el congelador. Lo constaté cuando visité la interesante exposición Galicia cen. Obxectos para contar unha cultura, organizada por el Consello da Cultura Galega y que se puede ver en la sala de Abanca. La memoria retrocedió unas décadas para recordar una casa que se transformó el día en que llegó el primer congelador. Dejó de comerse solo carne de cerdo salada, los guisantes se sirvieron en cualquier época del año y en medio de los pollos surgían barras de helado para los días de fiesta. Y con el congelador llegó la tele y los guateques, el inglés, los vaqueros, el bikini y cosas para fumar. Y el arcón de salar quedó en el ángulo oscuro.

En la exposición también hay un viejo futbolín por el que no pasó el tiempo. Y una antigua pizarra igualita a un Ipad. Quizás es que algunos objetos envejecen mal y otros no. Quizás por eso, cuando en esta campaña que nunca se acaba, escucho algunos mensajes supuestamente novedosos, sufro un déjà vu y me parece estar ante una tele grande y gris saboreando un helado recién salido del congelador.