A seguir batiendo récords hasta el 2021

Xosé Manuel Cambeiro CRÓNICA

SANTIAGO

17 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el suma y sigue, que parece no querer alcanzar un techo. El Camiño de Santiago emprendió una ruta que se ha vuelto imparable y que significa que a final del año los medios volverán a mencionar la palabra récord en los titulares. Y el año que viene, otro tanto, hasta la cima jacobea del 2021, en el que se supone que reventarán las estadísticas. El 2016 es el año de la Misericordia que marcó en el calendario el papa Francisco, y para la cristiandad puede ser un excelente motivo para echarse la mochila a la espalda. Pero a uno le da la sensación de que si no sucediese el evento lanzado por el Vaticano las rutas que finalizan en el Obradoiro transportarían igual bullicio. Y es que la onda se extiende más cuanto mayor sea la piedra lanzada al agua, y el Camino entró en esa dinámica ondeante. El que efectúa el recorrido y retorna a su localidad o a su país suelta la lengua y las alabanzas sobre las experiencias de la ruta vuelan en torno a deudos, amigos y conocidos. Y estos rumian esas vivencias y piensan con el calendario en la mano la posibilidad de imitar a los ya consagrados a la causa del Camino. La onda se va agrandando y también las estadísticas que cada mes afloran en la Oficina del Peregrino. Y los titulares lo reflejan: «Santiago bate otro récord en mayo al contabilizar una media de 800 peregrinos al día», reza el encabezamiento de este periódico en relación a los cinco primeros meses del año. El mismo período del 2015 y, especialmente, el del año santo del 2010, quedó dinamitado. Y sigue la marcha, con acentos ya de casi todo el orbe terrestre. Al finalizar el año, y verificar la procedencia de los caminantes, se puede apreciar que son muy pocos los países que no tienen al menos un habitante que se lance a experimentar el trayecto jacobeo. Y uno puede ir «sorteando a católicos, adventistas, budistas, paganos y neopaganos. Todos caben en el Camino apostólico. Y es muy posible que haya musulmanes que, tras recorrerlo, luzcan con una sonrisa de oreja a oreja la flamante compostela», decía este servidor en una crónica escrita el 26 de julio del pasado año. Pues bien, recientemente un grupo de musulmanas lucía esa sonrisa en una fotografía publicada por este medio. Felices y contentas, con velo y sin velo, llegaron sudorosas ante las barbas del Apóstol que, según la leyenda, abatió espada en mano a las huestes moras. Es decir, a sus antepasados guerreros. Los mitos son mitos, y el Camino ha alcanzado un sentido ecuménico que va más allá de la ligazón religiosa para hermanar razas, colores, lenguas y credos. Al orgullo de la universalización de la ruta, y a la conjunción de experiencias y vivencias de casi doscientas nacionalidades, se unen los efectos benéficos para Santiago y Galicia de los titulares que reflejan «un nuevo récord».