La difícil solución a las vacantes de la Banda aboca a su director a marcharse el 31 de mayo

santiago / la voz

SANTIAGO

El grupo de gobierno aguardaba un informe de Romero Llopis pero la salida que se ofrece es muy débil

03 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La solución para la Banda de Música es muy difícil y todo indica que el grupo de gobierno habrá de buscar a un nuevo director. El 31 de mayo es la fecha tope para que Juan Miguel Romero Llopis emprenda un nuevo rumbo o se quede en Santiago, pero el grupo de gobierno anunció ayer que la solución es complicada y que todo está pendiente precisamente de un informe del director de la Banda. Este informe atañe a la opción representada por becarios o prácticas profesionales.

Llopis señala que efectuó esta oferta en Personal, pero no es posible la cobertura a través de esta fórmula. «Otra cosa es que venga alguien a ayudar», explica. Pero es una solución insatisfactoria y cogida con pinzas.

El director de la Banda señala que mantiene en firme la renuncia si no existe una solución al problema de la Banda. La concejala Branca Novoneyra indicó ayer que no es solo el problema de la cobertura de las plazas lo que empuja a la renuncia de Romero Llopis, y el propio director aclaró ayer que el otro motivo es una reestructuración de la gestión administrativa para poder acometer el proyecto renovador de la Banda municipal.

«Yo presenté una renuncia y no ha recibido ninguna contestación», señala Llopis, quien el pasado viernes habló con el alcalde, quien le dijo que se estaba trabajando en el asunto. Novoneyra dio a entender ayer que la reposición de plazas es un problema prácticamente insuperable porque hay otros departamentos prioritarios que también reclaman personal para cubrir necesidades administrativas. Resaltó que el gobierno municipal elogia el trabajo de Romero Llopis, que además coincide en lo esencial con la filosofía de CA, y quiere su continuidad.

La importancia de la labor de Llopis tiene el respaldo de amplios sectores de la ciudad, que destacan la valía del alicantino. Y él mismo agradece ese apoyo, incluido el del grupo de gobierno, pero «las voluntades son las que son y los hechos son los que son». Lo cierto es que si ha puesto la fecha del 31 de mayo no es por otra cosa que porque coincide con un final de ciclo «y de lo que se trata es de que el cambio se produzca sin problemas organizativos». Aunque los formalismos obligan a avisar de una marcha voluntaria o de un despido tres meses antes, Llopis cree que, si es inevitable, lo mejor es una rescisión «de mutuo acuerdo».