E
l señor alcalde de Monforte de Lemos es un crack. Ha dicho que prefiere la autovía que lo conecte con Ourense y Ponferrada antes de la declaración de Patrimonio de la Humanidad para la Ribeira Sacra por parte de la Unesco. Porque para eso está el paisaje y el medio: para ser aplanado como sea para echar asfalto. Riqueza pura. Como si no tuviéramos ya árboles suficientes en Galicia. Si otras localidades tienen autovía, por qué yo no la voy a tener también, faltaría más, razonó el señor alcalde. Y por cierto, pagando Europa, no vayamos a subir los impuestos aquí.
Que un representante público lance ese torpedo a la línea de flotación de la Ribeira Sacra debe de preocupar en toda Galicia, presidencia de la Xunta incluida. Así que no se trata de un problema lucense, alejado del Obradoiro. Pero lo cierto es que tan preclaro personaje, de nombre José Tomé y de militancia socialista, no está solo en su campaña para destruir los valores naturales gallegos.
Ni siquiera hace falta recordar a aquel infausto alcalde que manu militari ancheó la carretera de subida al monte Santa Tegra, en A Guarda, llevándose por delante un trozo de su muy conocido castro. Pero eran aquellos tiempos de la Transición, y en Galicia quedaban analfabetos.
Porque en la comarca de Santiago cuando una obra pública está al alcance de la mano son pocos alcaldes los que se lo piensan dos veces. Después de todo, son horas de trabajo, y aunque luego no haya manera de mantener esos mausoleos locales, el caso es que «xa o teño e é meu». Y si la autovía a Lugo se lleva por delante el entorno del Camino de Santiago, pues mira tú sino habrá sitios por donde andar. Sí, un crack de alcalde.