Máster en baloncesto táctico en su estreno como profesionales

La Voz

SANTIAGO

04 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es una pregunta difícil», reconoce Rogers cuando se le habla sobre si prefiere el baloncesto americano, basado en el espectáculo puro, o el europeo, más centrado en la estrategia. «Ambos tienen ventajas. Me gusta el estilo europeo porque no es todo sobre ti, tienes a tus compañeros para ayudarte y el entrenador no está basando todo el juego sobre tus hombros. En la universidad, si eres el jugador estrella, el juego va donde vayas tú. Aquí no es así, es un sistema y juegas dentro de él. Si tuviera un hijo y quisiera que aprendiese baloncesto, probablemente le diría que viese más juego europeo que americano», sentencia el tejano.

El encuentro que unió a estos dos jóvenes jugadores hace tres temporadas a miles de kilómetros de aquí -«nos enfrentamos una vez, ¿verdad? Fue hacia Navidad», le pregunta el alero nada más ver al escolta de Marín, casi a modo de saludo- quedó grabado sobre todo en el recuerdo de Rogers. Haws era ya por entonces una figura del baloncesto universitario norteamericano. Rogers, la estrella de su equipo. «Él completó un triple doble en aquel partido, pero yo firmé uno de los peores de mi vida porque tenía a todo el conjunto rival centrado en mí, y me hicieron una defensa muy dura», recuerda.

Aunque no tanto como las que han sufrido en España. «Los jugadores de aquí son muy inteligentes, y siempre hacen la acción correcta. Y, si cometes un error en defensa, cualquier pequeña cosa, te lo van a hacer pagar. He tenido que adaptarme a eso y sentirme cómodo con ello. Pero es divertido formar parte de un equipo muy bueno», admite Haws.

Cuarenta minutos y 15 tiros

Se turnan con la palabra y coge el relevo nuevamente el del Peixe: «Cuando estaba en América pensaba que jugaba duro, y cuando vine aquí vi que no lo hacía en absoluto. Fue un gran ajuste que tuve que hacer en baloncesto, intentando ser más duro, y me llevó tal vez tres o cuatro meses realmente asimilar que no puedo desmarcarme y lanzar. Tienes que salir corriendo para encontrar una oportunidad de tirar. Los jugadores aquí son duros cortando, corriendo y jugando».

«Para mí fue más difícil la parte mental del juego. En la universidad estaba acostumbrado a jugar cuarenta minutos y lanzar quince tiros por partido, y aquí estás jugando la mitad de ese tiempo y tienes que ser muy inteligente con los tiros que aprovechas, y trabajar dentro de la parte táctica el sistema», concluye el alero del Obradoiro.