Mujeres, riesgo desde la cuna

SANTIAGO

27 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Tengo que reconocer que la primera imagen que me viene a la mente cuando pienso en una monja es en la de la madre Carmen, una franciscana entrada en años y carnes con un bigote a lo Frida Kahlo corriendo en círculo detrás de mi hermano por cualquiera de sus travesuras mientras los demás renacuajos no parábamos de reír. Por eso, y porque tras aquel extraño parvulario soy hija de la enseñanza pública, me cuesta entender que una mujer decida encerrarse en un convento. Pero si hubiese nacido en la India, en donde tener el cromosoma xx no suele ser muy buena noticia para la familia, mi percepción de las mujeres que eligen un convento en Santiago a miles de kilómetros de su casa cambia radicalmente.

Como no sé si lo que tengo son prejuicios o simple ignorancia, una sencilla búsqueda en Google me acaba de explotar en la cara. Si una relaciona las palabras mujer e India el resultado es para echarse a temblar. El primer mensaje que lanza la fundación Vicente Ferrer es Mujeres, desigualdad de género en la India. A un golpe de ratón leo un informe que recoge que India es el peor país del G-20 para ser mujer, ese selecto club del que también nosotros formamos parte. Y aquí es cuando se me congelan las tripas con la plaga de asesinatos machistas. No conozco a ninguna mujer que no tenga en su haber una historias de desigualdad o fanfarronería. Ahora ya no ve viene a la mente la desternillante imagen de la madre Carmen, sino un asqueroso escalofrío. porque, salvando las distancias, si naces mujer el riesgo llega con la cuna y los pendientes. Pero si algo tengo claro es que la solución no está en el convento.