Municipalizar o no municipalizar, he ahí la engorrosa cuestión

Xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

10 ene 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Municipalizar es uno de los verbos que ha conjugado en su programa Compostela Aberta de cara a hacerse con el mando de la plaza compostelana. Es una palabreja de la que suelen huir los mandatarios de hoy, por las vicisitudes que encierra, y que el gobierno compostelano mantiene aún en barbecho para determinados servicios. El abastecimiento de agua parecía la apuesta más clara, para el momento en el que finiquite la concesión.

Pero se le ha presentado en bandeja la ocasión de hacer suyos los servicios de la grúa y de la ORA. Bueno, lo de en bandeja es un decir. Se le ha presentado la ocasión, digamos, y Raxoi no parece tener más remedio que intentar aprovecharla para municipalizarlos. Si es así, poco ha ganado Vendex al plantear el recurso judicial contra la adjudicación a Setex Aparki, su acérrima rival en estas lides. Una rivalidad jalonada por un florido intercambio de pleitos, que en Santiago quedaría eliminada de un plumazo con la ORA y grúas bajo el timón municipal.

Con la idea municipalizadora en el programa, si realmente pretende hacerla efectiva, algún servicio tendrá que meter en el tubo de ensayo el gobierno local. Habrá de desalojar del cerebro eso de meterse en camisa de once varas, quizás más, liberar la mente de temores y hacer ristras de números hasta encajar la iniciativa. Y, si no encaja, una mínima dosis de prudencia debe conducir a convocar un nuevo concurso, que las prórrogas no suplen las concesiones. Si encaja, Tussa le dará un hermanito a la estación de autobuses y a los aparcamientos que gestiona.

Raxoi está convencido de que los cuartos que huelen las firmas licitantes también puede olfatearlos el Concello. Si hay entidades que se empitonan encarnizadamente como venados, o venadas, para hacerse con la concesión, por qué no va a entrometerse el Consistorio. Pero cuando Compostela Aberta lea el estudio que está elaborando sobre la municipalización de la grúa y la ORA, al lado de otras posibles fórmulas de gestión, puede que los gobernantes se tengan que peinar escarpias.

Sentencias

O puede que no, lo que significaría que los números son amigos de la causa municipalizadora. Pero, superada la barrera de los guarismos, aún aguarda un iceberg en el camino: el personal. La ley se entromete en la contratación, lo cual frena a los descontrolados a la hora de meter gente pero al propio tiempo le pone tachuelas a iniciativas seguramente rentables. Y la grúa tiene trazas de serlo: no es difícil adivinar cómo lo puede conseguir Raxoi. Tralusa vendería más bonobuses que nunca.

El gobierno local ya sabe cómo se las gastan los jueces, que en estos últimos meses se han prodigado en sentencias lesivas para los intereses municipales. Y lo hacen mirando a la ley, no como Fernández Borbalán, a quien le basta con mirar el color de la camiseta. Y tienen el martillo preparado para despachar otras resoluciones desfavorables como la municipalización que prepara Compostela Aberta si se activa el fotorrojo por saltarse la política de personal. Ojo avizor, que las sentencias negativas no son privativas de ningún gobierno.

En fin, devolverle al Concello servicios concedidos es un propósito. No de enmienda, a no ser que la realidad lo diga. La idea de CA es una municipalización progresiva que iba a empezar con el agua y puede que comience con la grúa y ORA. O con los comedores escolares, si sigue el gafe de las empresas contratadas, creando una inédita sección de toques blanches (gorros de cocina) en Raxoi.

Si las municipalizaciones son asumibles y mejoran la calidad del servicio público, la ciudadanía les darán la bienvenida. Y si no funcionan, les silbará más que a Florentino. Pero tampoco hay que amargarse la vida: no gestionar algo el ente local no es deslocalizarlo. Aunque muchos compostelanos harían eso al instante con la grúa.

Entretanto, a este servicio que aún gestiona Setex Aparki toca aplicarle otro verbo muy conjugado: prorrogar. Hay prórrogas en los comedores, en la grúa, en los presupuestos... Todo es prorrogable por decisión del gobierno local, menos el mandato.