Feijoo y los rectores firman el convenio para aportar 2.480 millones a las universidades en cinco años

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

SANTIAGO

Marta P. Carballo

En el 2016 contarán entre las tres con 392 millones, un 4,8 % más que en el 2015

08 ene 2016 . Actualizado a las 08:05 h.

Fue el último paso de un proceso que se inició hace meses, la firma de los convenios entre la Xunta y las tres universidades gallegas del Plan Galego de Financiamento Universitario 2016-2020, que supone durante esos cinco años una dotación de 2.480 millones de euros para las tres instituciones, aunque 410 no están enmarcados exactamente dentro del plan. Es casi un 18 % más que lo que se preveía en el documento anterior (2.105 millones), aunque el aumento baja al 11 % si se compara con lo que realmente recibió el sistema universitario gallego entre los años 2011 y 2015.

Los rectores, el presidente de la Xunta, los conselleiros de Sanidade, Facenda, Educación y el secretario xeral para o Deporte, asistieron a este acto protocolario en el que Núñez Feijoo agradeció a los rectores su altura de miras en la negociación y su visión de conjunto de país. El nuevo documento establece cómo se van a financiar las universidades en los próximos años. Una de las principales novedades es que desaparecen los llamados criterios históricos de reparto, y se fijan unos indicadores más sencillos y objetivos. En el año 2016 el 66,6 % de los fondos se corresponden con la financiación estructural -la necesaria para el funcionamiento de las universidades- y el 33,4 % en base a lo que se llama financiación por resultados. En este ejercicio las universidades tendrán 392 millones, un 4,8 % más en relación al 2015, y a los que hay que sumar 82 millones externos al plan. Si se excluyen los 50 vinculados al fomento de I+D+i, ya que todavía se desconoce cómo se van a repartir, la USC se llevará en el 2016 el mayor porcentaje, casi el 43 % (más de 145 millones de euros); la UDC el 26 % (casi 88); y la Universidade de Vigo el 31 % restante (casi 107 millones). A lo largo del plan la parte vinculada a resultados irá aumentando hasta constituir al menos el 40 % en el 2020, un porcentaje que las universidades querían elevar. Núñez Feijoo destacó tras la firma de los convenios los «fitos históricos» logrados en el 2015 para la universidad gallega. Por un lado el acuerdo sobre docencia clínica del grado de Medicina; la congelación de las matrículas universitarias por cuatro años consecutivos; y finalmente el acuerdo del plan de financiación.

El presidente de la Xunta destacó también que nunca se habían movilizado tantos fondos para el sistema gallego ni se había recibido el apoyo unánime de toda la comunidad universitaria. Finalmente insistió en la cooperación y en la unidad para alcanzar nuevos retos, y en la importancia de que las universidades hayan puesto «o que teñen en común, por riba do que as diferenza, iso é un bo traballo».

Juan Viaño (USC): «Pode mellorarse, pero a valoración global é positiva»

La propuesta inicial de la USC no fue aceptada, pero el rector, Juan Viaño, valoró «moi positivamente» el esfuerzo por aumentar la financiación en estos cinco años. La USC pretendía que la calidad de la docencia o el número de alumnos se valorasen en base a los resultados, «e entendemos que iso pode ser mellorado, pero en todo caso a valoración global é positiva», concluyó.

Salustiano Mato (UVigo): «É un paso atrás no reparto por resultados»

El nuevo plan tiene dos aspectos positivos para Salustiano Mato, el hecho mismo de que exista y permita planificar, y el incremento de los fondos. La parte negativa es que aunque se habla de un 33 % de los fondos en base a resultados, en la práctica es un 15 %. «Para nós é un paso atrás porque se distribúen menos recursos por resultados».

Xosé Luís Armesto (UDC): «Asinamos por lealdade institucional»

Ha sido el rector más crítico de los tres. Xosé Luís Armesto aseguró que el acuerdo «bo, bo, non é, pero aínda pode cambiar para mellor». El rector de la UDC sostiene que firmó el convenio «por lealdade institucional» pero lamenta que pese a haber tiempo físico para negociar, faltaron discusiones multilaterales para buscar un consenso más duradero.

La financiación estructural se lleva siete de cada diez euros

Las universidades piden cada vez con mayor insistencia que se premie su excelencia y al mismo tiempo cubrir sus gastos de funcionamiento. Difícil equilibrio si hay que repartir un fondo único. El nuevo plan de financiación 2016-2020 pone más dinero encima de la mesa en un escenario de recuperación económica. En el 2016, el 66,6 % del presupuesto se destinará a la financiación estructural y el resto se repartirá en base a los resultados. Un 33 % que para el rector de Vigo, Salustiano Mato, es un 15 % real. Lo cierto es que un pequeño vistazo al documento del plan al que ayer se comprometieron los tres rectores gallegos refleja que la financiación por resultados no llega ni a ese 33 %, ya que hay apartados que no pueden considerarse fondos por objetivos. Por ejemplo, se incluyen los complementos retributivos autonómicos y estatales -como los sexenios-; la compensación a las universidades por no elevar el precio de las tasas universitarias en los últimos años; o la financiación de la fundación Rof Codina, los Consellos Sociais o la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario. Difícilmente pueden considerarse estas partidas como una financiación en base a los resultados obtenidos.

Sí aparecen dos capítulos en los que las universidades tendrán que ponerse las pilas, el fomento del I+D+i -50 millones en el 2016-, y el panel de indicadores -55 millones-. Y aquí se recogen parámetros en los que se medirá la eficiencia de las universidades claramente: el talento investigador que logran captar; la tasa de graduación -es decir, el rendimiento académico del alumno-; los estudiantes que hacen un posgrado en relación a los que estudian un grado; el número de grupos de investigación; la visibilidad científica o los alumnos extranjeros.

Con más o menos acuerdo sobre cómo se miden estos parámetros o las críticas a que no aparezcan otros -A Coruña por ejemplo echa en falta la preparación para la inserción laboral o la relación entre la universidad y la empresa-, Xunta y universidades han establecido un documento claro, con indicadores objetivos, transparentes y fácilmente medibles sobre su actividad y resultados. El incremento en la financiación es además superior a lo que lo suben los presupuestos de la Xunta y además se da un marco de estabilidad para que las tres universidades sepan de forma aproximada cuántos fondos van a recibir hasta el 2020.

Quizás falte una apuesta más arriesgada por premiar la excelencia pero ninguna universidad aceptaría de buen grado que la financiación estructural no llegase para pagar a su personal o cubrir los gastos básicos. Prácticamente siete de cada diez euros van a este capítulo pero a tenor del reparto y la necesidad de una suficiencia financiera, parece un mal necesario para el sistema universitario gallego.