Banco islámico, sede en Alemania

Patricia Baelo BERLÍN

SANTIAGO

Conforme a los preceptos de la sharia, KT Bank evita las transacciones relacionadas con el tabaco, el alcohol, las armas y la prostitución, y no cobra intereses a sus clientes

29 nov 2015 . Actualizado a las 11:14 h.

«Islámico. Transacciones. Con sentido». Así reza el lema de KT Bank, el primer banco islámico de la zona euro, que abrió sus puertas el pasado mes de julio en Fráncfort, el corazón financiero de Alemania. Se trata de una nueva filial de Kuveyt Türk, entidad bancaria de origen turco-kuwaití fundada en 1977 y precursora del concepto de banca islámica. Así, de acuerdo a los preceptos de la sharia, KT Bank evita cualquier transacción relacionada con el tabaco, el alcohol, las armas, la prostitución y la pornografía. Además, opera conforme a tres reglas básicas: Gharar, está prohibida la especulación; Maysir, los juegos de azar; y sobre todo Riba, cobrar intereses.

No obstante, KT Bank no es una organización sin ánimo de lucro. Así, la entidad apuesta por productos algo extravagantes, como por ejemplo una cuenta de participación con plazos fijos, en la que tanto los beneficios como las pérdidas repercuten al cliente. En el caso de la financiación inmobiliaria, el banco adquiere primero la vivienda, para después revendérsela directamente al cliente con un sobreprecio que evite el cobro de intereses, pero le garantice un mínimo margen de beneficio.

Takaful, sukuk, murabaha... No son términos del Corán ni lugares geográficos, sino los nombres de algunos de los instrumentos financieros que el banco emplea para lograr un sistema ético y al mismo tiempo rentable. Un concepto exótico, incluso en el mundo árabe, donde las entidades que cumplen los preceptos de la Sharia también son minoría. «En Turquía apenas representan entre el 5 % y el 7 % del total», explica Ugurlu Soylu, uno de los socios fundadores. De hecho, pese a que Kuveyt Türk es el principal banco islámico en ese país, solo ocupa el puesto número 12 en cuanto a cuota de mercado.

A priori todo apunta a que la locomotora europea puede sacar tajada de ello. Y es que los beneficios de KT Bank no van a parar a la sede central de Turquía ni a terceros países, sino que «se destinan a aquellos clientes alemanes que han solicitado un préstamo» para trazar un puente entre culturas, declara Hamad Abdulmohsen al-Marzouq, jefe del consejo de administración de Kuwait Finance House, principal accionista de Kuveyt Türk.

Además, por extraño que parezca, el banco no solo dirige su mirada a los cerca de 5 millones de musulmanes que viven en Alemania, sino a cualquier persona interesada en el concepto de banca ética. Solo en el mes de julio la entidad abrió 150 cuentas, una cifra que podría alcanzar las 10.000 hasta que acabe el año. «De aquí a finales del 2018 esperamos contar con 200.000 clientes», subraya Kemal Ozan, director de la nueva división alemana.

No obstante, muchos se muestran escépticos ante un banco tan poco convencial. «La mayoría de los musulmanes alemanes proceden de Turquía y Europa del Este, donde este modelo de negocio también es relativamente nuevo», asegura el experto en política y religión de la Universidad de Münster Matthias Casper, quien insiste en que muchos de ellos pidieron hace ya tiempo un crédito a una caja de ahorros o un gran banco. Especialmente recitente se mostró BaFin, el organismo alemán de supervisión bancaria, que tardó más de dos años en conceder la licencia a KT Bank, que tuvo que hacer concesiones.

Pese a todas las trabas burocráticas, el banco ya ha abierto otras dos filiales alemanas, en Berlín y Mannheim, y prevé extenderse por todo el país. Aún más, su logotipo de la palmera verde y amarilla pronto podría conquistar también otros países europeos. «En un próximo paso podemos imaginarnos accediendo al mercado francés», confiesa Al-Marzouq.