Las expectativas de Lavacolla vuelan alto con piloto automático

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unas décadas el casco histórico de Santiago fue enjoyado con la declaración de patrimonio mundial de la humanidad. ¿Y para qué leches sirve eso? ¿Otro título florero?, se preguntó el personal, más allá del alegrón por obtener un trofeo no tan ferviente como el futbolístico. Y Xerardo Estévez respondió: tranquilos, muchachos, que el terreno está abonado y la cosecha ya llegará. La trayectoria posterior de la ciudad confirmó sus predicciones. Llovieron convenios, millones, organismos claves e infraestructuras. La credencial de la Unesco dio acceso a ese tráfago.

¿Y si se aplica el símil al aeropuerto? Las viejas instalaciones de Lavacolla no albergaban un aeródromo de futuro por imagen y capacidad para albergar el tráfico creciente. Aena hizo cálculos y optó por un aeropuerto central, de referencia y con la holgura suficiente para afrontar el devenir, en vez de dejarlo anclado en la obsolescencia. Otra cosa es que a Lavacolla se le permita cumplir ese rol relevante y natural que la gestora estatal previó sin desnaturalizar el mercado.

Si las administraciones tienen dudas, que vayan despertando del sopor veraniego y le echen un vistazo al tráfico aéreo que se dio cita en Lavacolla este verano, y a las batallas de algunas compañías por conquistar la plaza compostelana. El verano fantástico en el que se ha atestado la lucida terminal ha sido un prosódico acento de lo que ha acontencido en los meses precedentes, con una progresión imparable del tráfico aéreo.

Y eso sin que la Xunta haya movido un dedo para ordenar el cielo gallego a fin de no recibir zarpazos. La nueva terminal compostelana responde a un aeropuerto con expectativas y así lo vio Aena sin que fuera necesario pagarle una mariscada como a los frescales de la delegación olímpica que visitó Madrid. Para ver esas expectativas, y las invasivas del noroeste luso, no hace falta ninguna lupa. ¿Por qué un mejor aeropuerto? Pues por eso.

Contrapartidas

Hablando de batallas ¿de verdad que Ryanair no va a recibir ni un duro por la implantación de la base de Lavacolla? Generosa se ha vuelto la compañía irlandesa, que en breve se hará con unos vuelos en Peinador a cambio de un pico. Es el propio gobierno local compostelano el que asegura que no existen contrapartidas, y muchos ciudadanos se ven en la piel de Santo Tomás.

Es probable que las partidas gratificadoras sigan incólumes, que no haya subvenciones, porque Ryanair precisa de la base aunque solo sea por su particular contienda con Vueling. Pero quizá sí tenga miga esa pildorita de la aerolínea anunciando un debate con el gobierno compostelano sobre «posibilidades de crecimiento» en el futuro. Quizá.

Si no hay intríngulis ni socolores por el medio, la apuesta de Ryanair por Santiago merece el mayor elogio del paisanaje, aunque este le ve un toque de hipérbole a la millonaria inversion irlandesa. Cien millones son muchos millones, y bienvenidos si efectivamente vienen.

En todo caso, Ryanair es una compañía que desde el inicio del «apostolado» tiene remarcado con gruesos caracteres en su agenda el nombre de Santiago, que lidera el movimiento de pasaje en Lavacolla (en guerra declarada con Vueling, cada vez más activa) y que ha apostado a conciencia por Santiago. También apuesta con otro tipo de conciencia por Vigo. Bueno, ganó merecidamente un concurso de cinco millones de euros en la ciudad olívica, la mejor ancla que puede lanzarle a Peinador Abel Caballero, para quien la coordinación de los aeropuertos tiene que hacerse debajo de un olivo. También es cierto que tiene las nasas de Oporto por allí esparcidas.

Es lo habitual de la política aeroportuaria, en la que siempre salen a relucir los cuchillos afilados. Mejor sería reservarlos para el toro de la Vega, que ahí gusta clavar hondo y lo agradecería la sanguinaria parroquia.

Obviamente, la bolsa que suena (y eso que la catalana es Vueling, no Ryanair) constituye un buen aliciente para imantar los aviones y desnaturalizar el mercado, pero quien tiene fehacientemente más imán que hojalata es Lavacolla, por mucho que se le oxee la caza.