El Club Ciclista Padronés Aluminios Cortizo vivió una mala jornada en la primera etapa de la Vuelta a Valencia, en la que la mala suerte se cebó con los pupilos de Jesús Blanco Villar. Casi doscientos corredores tomaron la salida en un día en el que se rodó a gran ritmo y en el que el volumen del pelotón y los nervios en el recorrido causaron numerosas caídas. Un escenario en el que el Padronés Cortizo acabó siendo el más perjudicado. Hasta cuatro de sus corredores se fueron al suelo y tres de ellos se quedaron fuera de la prueba.
El peor parado, y la baja más notable para el Cortizo, fue Pedro Gregori. El corredor valenciano, que afrontaba la vuelta con grandes expectativas al correr en casa, se vio envuelto en una aparatosa caída que acabó con todas sus ilusiones. El ciclista del conjunto gallego sufrió numerosos traumatismos que le obligaron a decir adiós a la prueba a las primeras de cambio. Además, Rodrigo Araque y Llorenç García dieron con sus huesos en el suelo, lo que provocó que entrasen en meta con mucho retraso y se quedasen también fuera de la ronda. Tampoco fue el día de Montenegro, que también se cayó, aunque fue capaz de reincorporarse al pelotón y entrar en el mismo tiempo que el ganador, el luso César Mostingil (Liberty), que se impuso en un apretado esprint a dos corredores holandeses.
Contrariado
Por su parte, Iván Vidal, Roberto Méndez y Mario Arranz también llegaron con los mejores. Tras esta desafortunada jornada, el director deportivo del Aluminios Cortizo, Jesús Blanco Villar, se mostró muy contrariado con la mala suerte que habían tenido sus corredores, en especial Gregori. «Fue una pena, porque Gregori llegaba muy bien y con muchas ilusiones», indicó el técnico.
La Vuelta a Valencia continuará con la segunda etapa, un circuito en Ontiyent al que los ciclistas deberán dar siete vueltas para completar 130 kilómetros. El bloque padronés intentará reponerse y apurar las opciones de los cuatro corredores que todavía siguen.