El peligroso juego de invertir en bolsa para inflar los ahorros

?Sara R. Estella

SANTIAGO

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Xu Chen seca con brío los vasos de la cafetería que regenta en el centro de Pekín. De reojo se asegura de ir colocándolos alineados en la estantería pero su mirada está clavada en la televisión. Estos días, el canal que retransmite los datos de la bolsa es el que reina en su bar. Tiene 37 años, dejó de estudiar a los 16 y empezó a invertir hace un año porque un primo suyo se lo aconsejó. «Tenía unos ahorros y quería sacarles rentabilidad. Hice caso a mi primo y compré acciones en bolsa. No te voy a engañar, gané mucho dinero en poco tiempo pero en el último mes y medio lo he perdido todo», relata a La Voz.

Xu es uno de los 40 millones de chinos que han abierto nuevas cuentas para invertir en el parqué durante el último año, según los datos oficiales. Es casi el doble de las que existían cuando el mercado de valores empezó a operar en 1990. Según Bloomberg, el número total de inversores en China, más de 90 millones, ya supera al de miembros del todopoderoso Partido Comunista, que aglutina en sus filas a 87,8 millones. No es la abultada cifra lo que preocupa, sino el perfil de esos inversores. El centro local China Household Finance Survey asegura que la mayoría de ellos solamente cuenta con el graduado escolar. Gente sin conocimientos financieros que, al menor temor, se lanzan a vender sus acciones acentuando la volatilidad del mercado.

Para los expertos, esos accionistas poco o nada cualificados son los que provocaron también las fuertes subidas del último año y medio. Buscaban rentabilidad para sus ahorros y la bolsa fue la opción que más les convenció, gracias también a la promoción a bombo y platillo del Gobierno. No es de extrañar, ya que en China los intereses de los depósitos que ofrecen los bancos están sujetos al tipo que determina el Banco Central Chino y, actualmente, el máximo al que pueden llegar es el 2,4 %, aunque raramente alcanzan esta cifra. Por su parte, la deuda pública china ofrece una rentabilidad anual del 2,3 %. Con una inflación media que ronda el 1,5 %, pocos están motivados a invertir en estos productos y buscan otros canales. Descartado el mercado inmobiliario por el enfriamiento de la construcción, la bolsa fue su mejor alternativa.

Muchos jubilados

A pesar de la insistencia en ponerle números al quebranto en su economía, Xu se niega a decir cuánto dinero ha perdido. Se considera afortunado, afirma, porque es joven y puede trabajar. Por el contrario, la gran mayoría de quienes visitan cada día las oficinas de valores en Pekín y en Shanghái son jubilados de más de 65 años. Un exponente de este colectivo es el señor Hui. Con lágrimas en los ojos, y sin quitar ojo a un panel gigante que muestra la fluctuación de la bolsa en una de las cientos de oficinas de valores de Pekín, traga saliva y arranca a hablar. «Perdí mucho dinero en junio pero no vendí mis acciones para recuperarlo. Estas dos últimas semanas iba ganando algo, pero en los dos últimos días he perdido más de 250.000 yuanes (unos 36.600 euros)», nos dice.

Él también se dejó guiar por el boca-oreja para intentar conseguir ganancias de forma rápida. No es de extrañar, pues en apenas ocho meses el índice de Shanghái llegó a revalorizarse más de un 100 %. Hasta que en junio terminó ese ascenso meteórico y comenzaron las caídas en picado, que ya se han cobrado más de un 30 % del valor del parqué. Las intervenciones del gobierno asegurando la liquidez y persiguiendo la «venta maliciosa a corto» dieron confianza a inversores como Xu o el señor Hui durante unos días, hasta que el pasado lunes la bolsa sufrió su peor caída en ocho años. Ahora el pesimismo ha aplacado el furor inversor y esperan un rebote para al menos recuperar una parte de su dinero.

«En solo dos días he perdido más de 36.600 euros», dice uno de los jubilados que apostaron en bolsa

El señor Hui (que prefiere salir de espaldas) se pasa las mañanas en una de las casas de bolsa de la capital china, consultando cómo evolucionan sus acciones

Xu Chen, de 37 años, regenta una cafetería en Pekín y asegura que en el último mes y medio ha perdido en bolsa todo lo invertido | fotos: sara R. Estella