Un difícil acuerdo de gobernabilidad

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

31 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No va a ser fácil que Martiño Noriega convenza al PSOE y al BNG para conseguir, por la gobernabilidad de Santiago, algo más que eso que ya tiene garantizado por los compromisos públicos de Paco Reyes y Rubén Cela: su acceso a la alcaldía por haber sido el ganador del 24-M. Para sustituir a Agustín Hernández el 13 de junio, el líder de Compostela Aberta no necesita el apoyo explícito ni de unos ni de otros, le basta con que se abstengan o voten a su propio jefe de filas. Pero no es lo mismo tomar el mando contando únicamente con el voto del propio grupo, que además no tiene una mayoría lo suficientemente amplia como para valerse por sí mismo durante los cuatro años de mandato, que contando con el compromiso que conlleva recibir el de quienes se sientan en los bancos de la oposición.

Aunque Compostela Aberta ha diferido hasta después de la sesión constitutiva de la nueva corporación la posibilidad de cerrar un acuerdo para formar un gobierno estable -si Noriega piensa en una coalición, son imprescindibles los ediles socialistas-, los primeros contactos y la toma de postura ante la investidura del regidor revelarán cuáles serán las estrategias de cada grupo, que determinarán si el Concello de la capital tendrá o no cuatro años de estabilidad. Noriega abrirá esta semana las conversaciones con Reyes y Cela y se va a volcar en el objetivo del pacto con el límite innegociable del código ético y unos cuantos principios programáticos que, es seguro, no abrirán un abismo entre unos y otros. ¿Por qué va a ser difícil, entonces, un acuerdo de gobierno? Echarse en brazos de Noriega en su posición de extrema debilidad sería para Paco Reyes pan (unas migajas) para hoy y hambre para mañana.

Internamente roto y sangrante, el socialismo compostelano bastante tiene con la tarea de recomponerse bajo un liderazgo hoy inexistente. Tras el descalabro electoral, Reyes tiene el apoyo de la dirección gallega del PSdeG porque, les guste o no a quienes lo denigran a él y a quienes lo promovieron, está legitimado para continuar, al menos hasta que la nueva etapa que se abrirá en el partido en el plazo de 3 meses determine otros designios. En este difícil contexto, el PSOE no puede aceptar un papel de comparsa de Compostela Aberta que podría ser su puntilla a medio plazo. Cosa distinta será que Noriega, apremiado por el compromiso de CA de convertir el pleno en el centro decisorio del Concello, abra la mano y Reyes vea ahí la oportunidad de reengancharse a los ciudadanos con los réditos de una parcela de poder. Improbable.