Compostela Aberta es la lista más votada y Noriega será alcalde

J.C., R.M. X.M.C., J.G.

SANTIAGO

Ãlvaro Ballesteros

Debacle histórica del PSOE y del PP, que ceden a la nueva fuerza nueve ediles

25 may 2015 . Actualizado a las 03:34 h.

Compostela Aberta, la formación compuesta por Anova, Esquerda Unida y otros partidos integrados en AGE con el apoyo de Podemos, es la única candidatura con derecho a sonreír en la capital de Galicia. La gorra de Martiño Noriega recogió en Santiago más de 16.000 votos y un tercio de los sufragios, lo que convierte a CA en la lista más votada, por lo tanto gobernará Santiago en minoría, con apoyos puntuales de PSOE o BNG, o más improbable, a través de un pacto. 

Noriega, rodeado por los integrantes de la candidatura e interrumpido a cada paso, dedicó sendos recuerdos a quienes empezaron meses antes con el proyecto político que él encabezó, a la mayoría social «agredida e farta nestes últimos anos» y a los voluntarios de la campaña. «Facemos xustiza a Ánxel Casal», indicó Noriega, que recalcó que se le hacía justicia también a Xosé Manuel Beiras, colider de Anova. 

Dijo el futuro regidor que Compostela Aberta había venido a «desprivatizar o Concello do PP, que non entende a responsabilidade do ben común» y subrayó su objetivo de «corresponsabilizar» a la ciudadanía del gobierno de la ciudad y con ella «tomar as decisións que lle correspondan a cidade». La victoria no significa, según Martiño, que el Ayuntamiento de Santiago será de Compostela Aberta. «Abriremos as portas», enfatizó.

Se trata de una victoria estrecha en votos, pero aplastante si se mide en términos de fuerzas emergentes y partidos tradicionales. De las diez actas obtenidas por los de Noriega, cuatro proceden del PP, cinco del PSOE y una del BNG. Salvando la primera cita municipal democrática en el 79, la marca AP y PP nunca bajó del umbral de los diez ediles hasta ayer. Los cuatro años más convulsos de la historia del Concello de Santiago con tres alcaldes distintos le han costado a los conservadores casi cinco mil votos. En sus análisis podrán ver con añoranza los 2.300 que se llevó Ciudadanos, pero la brecha sería igualmente insalvable para los de Agustín Hernández, la fallida apuesta de Feijoo para lavar la cara del partido en la capital gallega. 

El alcalde en funciones reconoció su derrota, y en sus breves reflexiones transmitió la idea de que sus diez meses en el gobierno no fueron suficientes para apuntalar un cambio de actitud que sí percibieron los electores pero no de forma contundente. Agustín Hernández reconocía la derrota del PP a las 10.45. Lo hacía en la sede de campaña, a la que se trasladó entre los aplausos de los militantes y simpatizantes que lo esperaban en la calle y en el local electoral. Hasta entonces, había seguido los resultados en la sede local de la formación, a escasos metros. El alcalde en funciones felicitó a Martiño Noriega públicamente, tras intentar hacerlo personalmente, aunque sin éxito, por vía telefónica. Con el escrutinio sin cerrar al cien por cien, Hernández reconocía la victoria de Compostela Aberta por unos 300 votos, «unha diferencia moi pequena, pero suficiente, polo tanto gañou as eleccións por riba dos votos do PP». El candidato popular reivindicó su trabajo en el Ayuntamiento desde que sustituyó a Ángel Currás: «Creo que os electores recoñeceron e valoraron o cambio que demos á cidade» en los últimos diez meses, aunque «probablemente non tivemos tempo suficiente para trasladalo á veciñanza», dijo. Y cerró su intervención asegurando que «seguiremos apostando pola cidade e pola moderación, que sempre deu máis réditos a Santiago e a Galicia». «Estamos ao servizo da cidade alí onde os cidadáns decidiron que estiveramos», concluyó. 

Batacazo socialista

En el PSOE, partido que gobernó en Compostela durante 27 años, el fracaso es todavía más estrepitoso. No solo no logró rentabilizar desde la oposición la deriva popular, sino que su líder Paco Reyes sitúa al PSOE a niveles ligeramente superiores a las primeras municipales democráticas de 1979, cuando obtuvieron tres ediles. «Un fracaso sen matices», reconoció Reyes, que fue el primero en dar la cara al comprobar cómo la web del Ministerio del Interior fijaba su trozo de tarta en los cuatro ediles sin atisbo de variación. Lejos quedan las mayorías de Xerardo Estévez en 1987 y 1991, e incluso los resultados de Sánchez Bugallo (entre 9 y 11) que le permitieron gobernar con el apoyo del BNG. Unos y otros sumaron ayer seis ediles de 25 y un respaldo sumado del 21 % (en el 2011 fue de un 44 %), evidenciando que los compostelanos optaron por las caras nuevas para desplazar al PP del gobierno tras cuatro años de sobresaltos políticos y judiciales. Sin embargo, analizó Reyes, «é evidente que calquera decisión que se poda tomar a partir de mañá claramente pasa pola decisión do PSdeG-PSOE; iso é evidente, cos números na man».

Reyes compareció a las 22.12 horas, cuando los resultados aún daban como fuerza más votada al PP. Insistía en que «o PSdeG-PSOE, cando dependeu del, nunca permitiu que gobernara a dereita na cidade. É o que dixemos ao longo de toda a campaña. Estou convencido de que continuará sendo así. Respecto a posibles acordos, non é esta noite cando temos que tomar decisións; é a partir de mañá [por hoy], pero tamén o dixemos durante a campaña: calquera acordo vai estar baseado nun programa de goberno». Finalizada su intervención, y tras conocerse que CA tenía la mayoría de votos, insistió en esa valoración, y en que se hará «lo que decida el partido, es lógico; el partido tiene cosas que decir». Y que con CA hablarán a partir de hoy.

Desde el punto de vista personal, afirmó que «asumirei as responsabilidades que teña que asumir» y que esta semana se reunirá con el secretario general del partido y «avaliaremos os resultados e o curso da acción a acometer».

El líder socialista resaltó que «o mapa político da nosa cidade ten mudado» y que «se deu un retroceso claro da dereita» por la forma de gobernar del PP los cuatro últimos años. Valoró que «é evidente que a día de hoxe Santiago é claramente de esquerdas, ese tamén é un dato positivo que temos que ter en conta».

El Bloque, reunido en un local hostelero del sur de la ciudad, ahogó su pena al comprobar lo que sospechaban muchos ciudadanos y apuntaban las encuestas: la figura de Martiño Noriega (cabeza visible de Anova) supo atraer a los votantes con sensibilidades nacionalistas, devolviendo su representación a dos ediles, como en 1995. Sin embargo, el cabeza de lista Rubén Cela puede respirar aliviado, pues en algún momento de la noche se vio solo en los escaños de Raxoi. Cela se remitió a las asambleas locales, que terminarán de fijar el papel del Bloque en la plaza compostelana, sobre la que Vence no quiso opinar de manera concreta y prefirió lanzar la idea de «non facilitar» gobernos do PP.

Las erráticas decisiones de precampaña en Ciudadanos, con un cambio de candidato a última hora, penalizaron a la formación naranja liderada en Compostela por Javier Sánchez-Agustino, exedil del PP que se queda a pie de praza do Obradoiro. Acarició las puertas del pazo durante toda la noche electoral con porcentajes que rozaron el 5 % pero «chegamos tarde», reconoció el candidato, al que las encuestas le daban representación al inicio de la campaña.

Compromiso por Galicia, formación liderada en Santiago por Xosé Antón López, un exmilitante socialista con experiencia en el movimiento vecinal, se quedó  muy lejos de salir en una foto insólita, con una gran sonrisa y varios rostros de decepción.