El pescado vendido de los pactos

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

19 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca el mercado del pacto postelectoral estuvo tan animado a cinco semanas de unas elecciones locales en Compostela. No es para menos dado lo abiertos que se presentan estos comicios y los patinazos verbales de líderes, nada hábiles en estrategia, que venden el pescado -en algún caso pudiera parecer que lo regalan- antes de tiempo. Al fin y al cabo, no es tiempo de hablar de pactos y sí de fajarse en el pateo de calles y aldeas para seducir al descreído elector, que para la aritmética del escaño habrá tiempo a partir de la noche del 24 de mayo. Además, poco debate se va a necesitar para ventilar estas incógnitas en la capital de Galicia, porque por mucho que ahora se polemice en cada foro político, créanme, es puro artificio. Difícilmente va a haber sorpresas: o Agustín Hernández con una carísima mayoría absoluta -¿más aún desde ayer?- o el candidato más votado de la izquierda, Martiño Noriega o Paco Reyes.

Por el lado del centroderecha, Hernández solo va a tener una posibilidad de pacto, y es que finalmente Ciudadanos confirme que se presenta -mañana termina el plazo- y consiga escaño en Raxoi. De lo contrario, flaco favor le va a hacer al PP, ya que los votos de cabreo que le arañe pueden ser decisivos para que Hernández se quede a un paso de la absoluta. El emergente partido de Albert Rivera encarna en Santiago su gran paradoja: no tiene militancia suficiente ni para completar una lista electoral y se debate en líos internos, pero puede ser llave de gobierno si logra entrar en el Concello.

Los más explícitos a estas alturas, porque no tienen ningún as que guardarse en la manga ante el electorado, son los candidatos de Compostela Aberta y del BNG. Coinciden en la prioridad de echar al PP de la alcaldía y por eso ambas fuerzas harán de tripas corazón y serán aliadas circunstanciales para apoyar al cabeza de lista más votado de la izquierda, aunque Rubén Cela no piense ni por asomo en formalizar una coalición de gobierno con Martiño Noriega, su excompañero en el Bloque.

Explícita también ha sido, a su pesar por haberlo hecho antes de tiempo, la dirección del PSdeG, que dejó vendido y como perdedor sin iniciar el combate a su candidato Paco Reyes. Besteiro corrigió a Pilar Cancela con ese socorrido mensaje de que no toca hablar de pactos, pero por mucho que los socialistas se esfuercen ahora en mantener el suspense -y Reyes el primero por motivos obvios- no les quepa duda: el candidato de Santiago no tendrá demasiada autonomía para decidir, porque no es ni Orozco ni menos aún Paco Vázquez, y, llegado el caso, no le va a quedar otra que sumar sus apoyos al más votado a su izquierda, es decir, Martiño Noriega.

Paco Reyes está obligado a hacer un esfuerzo de convencimiento mayor del que le corresponde por su propia capacidad -no es tan mal candidato como quieren hacer ver- y, por si esto fuera poco, también se ve forzado a lidiar con el sector de su partido, el perdedor de las primarias, que no se siente representado por él. Son notables las ausencias a su alrededor y demasiadas las malas lenguas. Algunas de estas auguran que la candidatura socialista votará a su propio líder si es superada por la de Compostela Aberta, de forma que permitiría el gobierno de la más votada (PP). Pero esto no es probable: sería traicionar las señas de identidad socialistas, bien marcadas a lo largo de tres décadas, y el punto final de la crónica de su suicidio en Santiago.