Una ojeada al 2014 disuade de nuevas aventuras feriales

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

19 abr 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

Cuando algo funciona, lo mejor es no tocarlo, salvo para consolidar sus estructuras y quitarle el orín a los hierros. O para otorgarle holgura. La estadística de los mercados de ganado ha venido a desarbolar el ideario autonómico, alimentado por determinados munícipes, de replantar la feria en Silleda. Hubo un momento al inicio de este mandato en el que los portalones de Amio estuvieron en un tris de dar salida definitiva a la vacada en dirección sur. Alfonso Rueda apresuraba a los hombres de Raxoi.

Cuando la atmósfera empezó a nublarse, y los bichos no salían del redil, Xunta y Concello optaron por cerrar los portalones. Volaron datos, tradiciones, querencias, desquereres, tumultos, naves y días desaprovechados, dialécticas y al final todo se quedó como estaba. Intacto.

Y he aquí que, con la crisis bataneando la economía y deshinchando los principales escenarios vacunos de España, Amio se aúpa al subcampeonato ferial en el 2014. Pola de Siero, primer aprisco del país y gran centro de las transacciones de reses, se vino abajo de forma estrepitosa y el recinto compostelano le desplazó al tercer puesto.

Para los supersticiosos, un incendio ocurrido recientemente en la nave asturiana quizás le transmitió a Pola la malhadada situación. Torrelavega figura en el centro de la orla ferial, como ya aconteció en su día con la ciudad del Apóstol, cuando aún no tronaban las disputas por la sede de referencia en Galicia.

Muchos compostelanos lo sienten por Silleda, que albergando el acontecimiento vacuno de Santiago pasaría de la semana al año verde con su dársena ocupada por un contingente de camiones matriculados en distintos puntos de la geografía española. Lo cierto es que, a tenor de las estadísticas, el recinto silledense no ha tenido suerte el pasado año, con un descenso del 17 % en la concurrencia de reses. Vistiendo el santo de Santiago está claro que le iría mejor, pero hasta dónde.

Dejando a un lado los futuribles, lo ocurrido en el año 2014 evidencia que Amio funciona. Y funciona bien. Parece conveniente aparcar por un tiempo las aventuras locomóviles por la AP-53 o posibles sinergias de Gran Capital. Lo que sí no se escapará del debate tan fácilmente es eso que se llama optimización de recursos. Hoy las vacas conviven con los sofás Chester y los frascos de Dior y hay veces que los bichos se cruzan en sus camiones con los ajuares expositivos de alto estánding. Una convivencia difícil que remite a la vieja aspiración del pabellón ferial. Hoy, con la crisis supurando, casi es una blasfemia exigir lo que en tiempos bonancibles fue una bicha para las Administraciones.

A propósito, hubo en su momento quien metió (en su lucidez inspirativa) a las vacas en la vieja terminal de Lavacolla. Hay mejores pasatiempos que estresar animales con sistemas trimotores.

Terminal vieja

La inspiración ha procreado al menos una decena de usos para la antigua terminal aeroportuaria, y ninguno salió del cerebro de Aena. Ahí no hay musas, solo musarañas que impiden ver objetivos claros para las viejas instalaciones antes del estruendo de su caída. Sí hay objetivos para las cuadrillas de rozas.

Lo cierto es que el espacioso edificio desaliñado se está acomodando en los programas de los partidos, que con suerte pegarán y copiarán en el 2018 sus propuestas, como la que acaba de lanzar Francisco Reyes tras reunirse con algún colectivo.

Parece que el sendero por el que ha de caminar el proyecto que retire las telarañas de la terminal ha de ser aeronáutico. ¿Cuántas aristas puede tener la iniciativa del gran centro de formación del personal asociado al transporte aéreo como para que lleve años limarlas? ¿O no van por ahí los tiros de Aena? ¿Van por algún lado? ¿Van? El no sabe/no contesta del gestor aeroportuario, cuando alguien inquiere el futuro, es una casilla fija y única.

Si la crisis retiene la decisión, o la ha puesto con efecto retardado, más cara será la caída. Entretanto, la terminal no puede funcionar como expositor de colchones, ni como local de ensayos de heavy metal ni convertirse en el mayor edificio okupa de España. Aena lo tapió a conciencia.

lúa do vilar