Raxoi medita dónde colocar los mojones de las aerolíneas

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Mientras se mantiene la expectativa sobre la propuesta de Ryanair para crear una base fija en Lavacolla, Vueling se coló de rondón con la suya

08 feb 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

Mientras la parroquia se muestra expectante ante lo que pueda dar de sí la propuesta de Ryanair, Vueling se coló de rondón con la base operativa que tanto airea la aerolínea irlandesa y con su manita de nuevas rutas domésticas. Ryanair y Raxoi siguen, o han seguido, un camino negociador tan secreto como las rutas que encaja en su agenda la aerolínea. Pero mientras esta se guarda ases en la manga, otros los sacan de improviso. Y, además, Vueling experimenta un especial regusto en adelantarse a su rival irlandés.

Señores de Ryanair, les están comiendo las papas los de Vueling: «No hacemos comentarios sobre otras aerolíneas. Pero Ryanair seguirá ofreciendo las tarifas más bajas desde/a Santiago, que es por lo que somos la línea número 1 de España», le replica a este medio un representante de la firma irlandesa. Es una manera luminosa de decir «estos son mis poderes. Os toca mover ficha».

En todo caso, y saludando alborizado la buena nueva de Vueling, Ryanair es una aerolínea que insufla aliento a Lavacolla. Y aunque Michael O`Leary quiera exprimirle el máximo rendimiento a sus propuestas elaboradas bajo la advocación de San Patricio, sus iniciativas no pueden despacharse con el látigo de la indiferencia o la displicencia para que se ponga a tono o calle para siempre. Ryanair apostó por Santiago, sin compasión para los demás aeródromos gallegos, y la ciudad y el turismo compostelano notan la explosión de sus estadísticas.

Y si su onda expansiva de bajo coste alcanza a nuevos destinos internacionales y domésticos, y a una estancia fija en Lavacolla, habrá más colorido en las rúas y habitaciones compostelanas. Pero Raxoi tiene que sopesar hasta donde puede llegar en sus cesiones económicas a Ryanair. La gente desempolva estos días los disfraces de Carnaval, y el dinero también acude a menudo disfrazado hacia las distintas compañías. Pero hay mojones. ¿Dónde los ha puesto el Concello?

 

 

Las dudas de Turskish

 

Entretanto, Vueling llega para quedarse. Su Airbus A320 radicará su domicilio en Lavacolla, como un compostelano más. Y ahí fijará su operativo para surcar los cielos de España y del exterior por quince rutas, ocho de ellas recién incorporadas.

Desde que el día 13 de abril del 2006 decidió asomar sus morros por aquí, la aerolínea catalana se fue convenciendo paso a paso del potencial compostelano. Esa virtud que, si no hay subvenciones por medio, inclina la balanza a favor de un aeropuerto. Y Vueling suele tener buen ojo clínico, el que le llevó a ponerse en el mercado con cuatro rutas y, diez años más tarde, con 347.

Es decir, que tras el rastro de Vueling las compañías inteligentes sabrán que Lavacolla no necesita recomendación ni incentivos extraordinarios (aunque de una forma u otra los reciben, faltaría más) para sentar ahí sus reales, al menos en los vuelos internacionales. Turkish, sin embargo, puede que tenga dudas.

Como la vida discurre a menudo por una senda dual, Turkish Airlines ha venido a chafar la alegría del paso dado por la aerolínea catalana. Vueling anda y Turskish desanda. Cal y arena. Vigo y A Coruña no dejan llenar los aviones, dice Raxoi que dice Turkish. Es decir, que las agencias turísticas olívicas y herculinas visten camisetas localistas y no airean el itinerario turco. Un poco chotuno el argumento. Pero sirvió para suprimir frecuencias y, oh cielos, colocárselas a Oporto. Las mismas. El Sa Carneiro ataca de nuevo. Su sombra es tan alargada que la providencia puede hacer que le siga restando vuelos a Lavacolla. Los ajustes del mercado, dice una fuente municipal.

Lo cierto es que hay un inmenso campo asiático detrás de Turkish y bueno es que Raxoi convenza a la compañía de Estambul de que no se siga comiendo el caletre localista.

Y bueno es también que Raxoi no se muera de éxito con los vuelos internacionales, porque los nacionales enflaquecen. No cabe ni el duermevela a la hora de atar y ampliar el mercado doméstico, porque una cosa es ser generoso, como preconiza Raxoi, y otra es quedarse sin calzones mientras los demás aeropuertos se ganan la vida. Las rutas a Madrid, por ejemplo, se están achicando y ya se ven sus tuétanos.