Los periódicos y las bolsas que cubrían el Códice evitaron su deterioro

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO

Las técnicas que lo revisaron no observaron daños en los pigmentos

30 ene 2015 . Actualizado a las 11:50 h.

La séptima jornada del juicio por el robo del Códice Calixtino ha quedado algo descafeinada porque la defensa del presunto ladrón, Manuel Fernández Castiñeiras, ha vuelto a renunciar a testigos que ella había propuesto. Así, hoy no han tenido que declarar ni el actual obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, ni Jesús Bernardo Spinola, un hombre íntimo amigo del exdeán de la catedral de Santiago, José María Díaz. Si lo han hecho las dos expertas que hicieron el informe sobre el estado del famoso libro tras ser recuperado. Ambas se han ratificado en que el Códice no sufrió daños durante el año que estuvo guardado en una caja de cartón y cubierto de cemento en polvo en un garaje de Milladoiro (Ames).
Según las técnicas, al estar envuelto en papeles de periódico y en bolsas, el Calixtino quedó protegido no solo de la suciedad que le rodeaba en aquella caja, sino de lo que más podría haberle dañado: la humedad. Cuando analizaron el libro, comprobaron que «los pigmentos estaban secos y que no había corrimientos de tinta», buena prueba de que el volumen medieval no había estado expuesto a cambios de humedad.
Es cierto que, como ambas testigos han admitido, no hicieron un estudio previo del Calixtino y el análisis que practicaron sobre el libro tras ser recuperado tampoco fue exhaustivo, por lo que sí podría haberse dañado de una manera menos perceptible. No obstante, de existir, ese deterioro no se apreció, ya que lo que más temían era que la tinta y los pigmentos de las miniaturas se hubiesen reblandecido con la humedad pegando una páginas con otras, algo que afortunadamente no ocurrió.
En la jornada de hoy también ha declarado el técnico que instaló la cámara de videovigilancia en el despacho del que era administrador de la catedral compostelana, Manuel Iglesias. Como ya era conocido, ha explicado que la primera cámara que instaló dio fallos y que hubo que sustituirla, pero que el grabador funcionaba perfectamente, por lo que las imágenes que hubiesen sido guardadas en su disco duro tendrían que seguir allí. Así, estos vídeos y los que después quedaron registrados una vez sustituido el primer dispositivo que se averió, recogieron al presunto ladrón del Códice entrando en varias ocasiones al despacho del administrador, abriendo la caja fuerte y metiéndose en los bolsillos fajos de billetes.
Fue así como, según el fiscal, Fernández Castiñeiras robó 2,3 millones de euros a la catedral de Santiago entre el año 2000 y el 2011. Parte de esos fondos serían los que se recuperaron en los registros a las cuatro viviendas que tiene el acusado, en las que la policía halló 1,7 millones de euros que ya han sido devueltos al cabildo de la basílica. En total, el ministerio público pide 15 años de cárcel para el presunto ladrón del Códice por los robos del libro y del dinero y por los delitos de blanqueo de capitales y contra la intimidad, ya que en su poder estaban miles de documentos oficiales y personales que se habría llevado de los despachos del deán y del administrador. La mujer y el hijo del exelectricista del templo, Manuela Remedios Nieto y Jesús Fernández Nieto, también están siendo juzgados, pero solo por blanqueo de capitales por el uso ilícito que supuestamente hicieron del dinero robado, ya que la familia se compró un piso en O Milladoiro y un apartamento en la playa de A Lanzada que abonaron al contado en solo dos pagos.