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Un estudio sobre el Corzán refuerza la riqueza megalítica de Negreira

emilio forján NEGREIRA / LA VOZ

AGRICULTURA

Observan semejanzas en sus cercados con los de Devon y Cornualles

02 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La existencia de restos de grandes extensiones de muros construidos con una doble hilada de piedras en el macizo del Corzán, en Negreira, además de varios túmulos dolménicos -casi medio centenar-, permiten pensar que pudieran ser de la misma época y utilizados para albergar poblados en su interior y como apriscos. A dicha hipótesis se llega por la semejanza de su sistema constructivo con los cercados de Devon y Cornualles, en Inglaterra, los más antiguos de los que se tiene constancia, según un artículo de investigación del biólogo Antón Bouzas Sierra (especializado en restauración ecológica, sistemas de información geográfica e interpretación del patrimonio y que trabaja en una consultoría ambiental) y Fernando Alonso Romero, catedrático de Historia y Cultura de los países de habla inglesa en la USC.

Tras estudiar los cercados del Corzán -una llanura de una media de 400 metros de altitud y forma lobulada de unos treinta por quince kilómetros-, de los que se desconoce la fecha de su construcción, aseguran que por sus características «bien podrían ser del Neolítico o la Edad del Bronce». La posibilidad de la existencia de poblados en su interior vendría determinada por la llegada de los constructores de megalitos a las costas gallegas y su asentamiento en lugares donde guardaban sus ganados.

La circunstancia de que la mayoría de monumentos megalíticos se sitúen cerca de la costa «sugiere la posibilidad de que fuera la ruta marítima una de sus vías más fáciles de comunicación no solamente con el sur de la Península, sino también con Bretaña y las Islas Británicas».

Dada la relación de los constructores de megalitos con la difusión del Neolítico por las costas atlánticas europeas, en especial la transmisión de las prácticas agrícolas, así como las creencias y los conocimientos en arquitectura funeraria, las cuencas fluviales como la del Tambre «facilitaban el transporte y, al mismo tiempo, las posibilidades de obtener caza y pesca». Estas eran dos fuentes de alimentación aprovechadas por las comunidades mesolíticas, «pero insuficientes para los constructores de megalitos que buscaban territorios de cultivo y de abundantes pastos para sus ganados», una circunstancia que explicaría por qué en Galicia la mayor parte de túmulos o dólmenes están enclavados en lugares montañosos y con abundante agua, según recoge esa misma investigación.

Sin embargo, los dos investigadores no centran su trabajo en el estudio de esos «invisibles» poblados, que podrían ser cabañas de piedra o de troncos de madera con techos de paja, a semejanza de los rústicos «chozos» de los pastores, sino en el posible origen de los cercados, debido a la proximidad de los túmulos dolménicos, «lo cual no excluye la posibilidad de que el interior de esos cercados pudiera haber sido utilizado para construir cabañas», según Bouzas y Alonso.

El acceso desde el mar hasta la meseta de Corzán se realizaba por un itinerario que todavía a mediados del XX se conocía por «o camiño das pescas», debido a que por él transitaban las mujeres que venían desde la ría de Noia a vender pescado.