Dos mujeres enfrentadas ante los focos y grandes amigas al apagarse

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Dan vida a una madrastra un tanto superficial y a la novia de su hijastro

02 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Sabela Arán (Santiago, 1987) y Sheyla Fariña (Tordoia, 1986) se adoran detrás de los focos, pero cuando se encienden hay una enemistad latente. Las actrices de Serramoura, la nueva producción de Voz Audiovisual para la TVG, encarnan dos personajes antagónicos. Sabela da vida a Gloria, una madrastra un tanto superficial que vive de su sonrisa y que intenta alzar el vuelo de la tranquila villa maderera en donde transcurre la investigación del asesinato de una veinteañera. Mientras que Sheyla interpreta a la novia de su hijastro, Álex, una joven estudiante de periodismo arraigada a la vida apacible del rural. Sus caminos se cruzan en la esperada serie de televisión que se estrena este domingo a las 22 horas y que ha supuesto un celebrado reencuentro para ambas, delante y detrás de las cámaras.

«Antes de que suene ¡grabamos! todo son chistes y nos divertimos mucho en los pases de texto, pero una vez que empezamos nos metemos en nuestros papeles hasta que dicen ¡corten!; entonces nos volvemos a abrazar y tan amigas», explica Sheyla, quien conoció a Sabela en el rodaje de una película hace cerca de un lustro interpretando a unas comuneras. «Para mí fue un flechazo desde el momento cero y, aunque no nos vemos con frecuencia, siempre nos mantuvimos en contacto y somos grandes amigas», continúa.

El cariño es recíproco. «Sheyla se hace querer y es muy buena compañera, de esas que se alegran por tus victorias y logros», indica Sabela, a quien le toca sacar su semblante más serio y frío en Serramoura frente a la otra, que supone una amenaza para su familia y para su imperio. La santiaguesa hasta ahora había interpretado papeles más cándidos, aunque asegura sentirse más cómoda en esta nueva faceta. Su única preocupación es que su abuela Pepita, «que se toma muy a pecho esto de la ficción», no le eche una regañina por sacar en la pantalla sus «armas de mujer» y su lado más manipulador para engatusar a los hombres.

«A Gloria no le hace gracia que Álex se meta en su casa, le asusta su frescura y que su marido [su sustento económico] se fije en ella; además es un estorbo para manejar a su hijastro», explica Sheyla, quien además es hija del principal sospechoso del crimen.

El papel de Álex le llegó a Sheyla tras tres años de parón interpretativo. «Estaba empezando a seguir otro camino después de tanto tiempo», reconoce, por lo que se encuentra entusiasmada por esta oportunidad.

«Está siendo un sueño», asegura. «Los rodajes son intensos, pero es una alegría ir a grabar, porque no hay una sola persona del equipo sobre la que se pueda decir un pero», afirma. «Creo que la serie va a funcionar, porque yo me enganché en la lectura de cada capítulo. Los guionistas son unos fenómenos y han hecho una historia muy buena. Si a eso le sumas todo el trabajo que hay detrás, el resultado en pantalla tiene que ser genial», continúa.

Gloria y Álex, Sabela y Sheyla, son solo dos personajes más de Serramoura, una villa que esconde secretos, mentiras y dolor. Tras las puertas de cada casa se fragua la desconfianza, el rencor o la venganza. Pero, contra todos los tópicos que existen sobre el mundo de la televisión, las zancadillas no pasan más allá de la ficción.

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