El martes a última hora sus familiares la llevaron a urgencias. Desde entonces, y hasta ayer por la tarde, una paciente con una fractura de cadera permaneció en una camilla acompañada por un familiar. Casi 48 horas de espera, hasta que ayer por la tarde finalmente le asignaron una cama.
El Sergas admite la demora y da una explicación. La paciente llegó el martes a la urgencia e intentó buscarse un hueco entre las operaciones programadas para intervenirla de la fractura. Como finalmente no pudo realizarse esta operación, optaron por subirla ya a planta y programar la cirugía para otro día. La familia, sin embargo, no ve lógico que una persona pase dos días en una camilla en el servicio de urgencias, mientras el acompañante duerme en una silla. Además, cuando pidieron explicaciones tanto en urgencias como en admisión, les dijeron que no había camas disponibles, porque todavía se mantienen inoperativas parte de las que se cerraron durante el verano.
Desde el hospital insisten en que el ritmo de las urgencias fue fluido, y admiten esta demora, que achacan a la posibilidad de que pudiese entrar en el quirófano. La CIG, por su parte, asegura que este verano las urgencias han sufrido colapsos, con 20 y 30 pacientes pendientes de ingreso, una situación derivada de que sigue cerrada una planta de medicina interna en el Gil Casares y otras en Conxo.