Vecinos de un área de San Marcos exigen solución a la falta de servicios

María Segade SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Los vecinos de la urbanización de San Marcos exigen que se ejecute el aval para terminar el ámbito.
Los vecinos de la urbanización de San Marcos exigen que se ejecute el aval para terminar el ámbito. x. a. Soler< / span>

La urbanización, parcialmente recepcionada por el Concello, carece de alumbrado público y limpieza

08 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Rehenes en su propia casa. Así es como se sienten los diecinueve vecinos de la urbanización del suelo urbanizable no programado de San Marcos, el Sunp-31. A pesar de estar habitado desde hace años, no consiguieron la licencia de primera ocupación hasta hace nueve meses, pero carecen de alumbrado público y limpieza viaria. Programado en el 2002 con un uso hotelero y un centenar de viviendas unifamiliares, las obras de la parte residencial marchaban según lo previsto hasta que en el año 2008 la crisis se llevó por delante a la empresa Outón, la encargada de la construcción, dejando los más de cien chalés programados en los 19 actuales.

Los residentes de las viviendas se metieron a vivir en ellas e incluso disfrutaron unos meses de las pistas de pádel y la piscina del ámbito. Pero la pequeña urbanización arrastra la carencia de servicios públicos, que el Ayuntamiento no presta, pese a que las tres calles construidas ya han sido recepcionadas por él, afirman. Los vecinos llevan tiempo protestando para que el Concello ejecute el aval del presidente de la Junta de Compensación, Manuel Ginarte. Este dinero serviría para finalizar la urbanización del ámbito y que Raxoi recepcione su totalidad. Porque, añaden, el Concello no parece dispuesto a hacerse cargo de dichos servicios hasta que se complete la urbanización de todas las calles que estaban previstas. Pero frente a esa inconclusión, la solución sería, defienden los afectados, ejecutar ese aval y que se dé solución a las calles ya recepcionadas mientras no sea así, porque tienen que enfrentarse a otro invierno en estas condiciones.

Benjamín González, uno de los líderes de la comunidad, no entiende por qué tanta reticencia a cobrar el aval. Con la reciente licencia de ocupación y bastante esfuerzo consiguieron los contadores de agua, «todo pagado dos nosos petos». Cuando llaman al Concello para denunciar la maleza del perímetro, les dicen no ver tal asilvestrado. «Normal, acabamos contratando nós a un xardiñeiro, pero non é a nosa responsabilidade», se queja González. «Ben que se lembran de nós para pagar o IBI e taxas», dice. Las calles de la urbanización fueron visitadas por los amantes de lo ajeno. Les han robado felpudos, timbres y el cableado. «Tivemos tres ou catro reunións con Urbanismo e sempre nos din: tranquilos, isto se soluciona», pero «queremos que se execute xa o aval».