Una escuela sin descanso en verano

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Alumnos realizando ayer actividades en la escuela Camilo José Cela, del Hospital Clínico.
Alumnos realizando ayer actividades en la escuela Camilo José Cela, del Hospital Clínico. Á. ballesteros< / span>

La Camilo José Cela del Clínico atiende a pacientes ingresados todo el año

23 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La escuela Camilo José Cela del Hospital Clínico no descansa y abre en verano de 10 a 13.00 por la mañana y de 15 a 17.00 horas por la tarde. Tiene menos alumnado y actividad que en los meses del curso escolar, pero abre para atender a pacientes pediátricos ingresados, que se benefician de su oferta educativa. No son todos, porque «hay niños y niñas, sobre todo afectados de tumores, que deben permanecer aislados y no se les aconseja que asistan», explica la psicóloga Nuria Iglesias, que está al frente de este centro educativo en agosto.

Con ella colabora Ana Barreiro, psicopedagoga que realiza prácticas de un máster al que asiste en la Facultade de Medicina.

Entre ambas atienden a un promedio de 10 a 12 jóvenes a diario. Los más pequeños tienen 2 años, y 14 años los mayores. «La primera hora y media o dos horas de la mañana se emplean en hacer deberes y tareas de estudio, pues algunos lo necesitan. El resto de la mañana y la tarde se dedican a cuestiones más lúdicas: juegos de ordenador, manualidades, proyección de documentales o películas, y semejantes», explica Ana.

En verano disminuye la asistencia, porque hay menos pacientes internados en las zona de hospitalización de pediatría. A la reducción contribuye decisivamente el que no haya cirugía programada. Este mes, la mayoría, 6, permanecen ingresados en la unidad de psiquiatría; y otros 6 son pacientes oncológicos o urgencias.

La escuela del Clínico se diferencia por ser un centro de referencia en Galicia para oncología infantil y psiquiatría infantojuvenil, una asistencia que no prestan en otros hospitales gallegos.

Nuria Iglesia sostiene que «los pacientes psiquiátricos exigen un trabajo más individualizado, según sus necesidades».

Buena dotación

Ana destaca la buena dotación de la escuela. Hay libros en diversos formatos y de temáticas para diferentes edades, audiovisuales formativos y de ficción, música, juguetes y otros elementos lúdicos. En parte proceden de entidades como la Fundación Andrea; o donaciones de familias, cuando sus hijos abandonan el hospital.

«En el período escolar la programación es más formal. Se les ayuda para que no pierdan el curso, en la medida de lo posible, y hay más deberes y unas exigencias más rutinarias. Además, el horario es más amplio, pues por la tarde se prolonga la actividad hasta las 20.00 horas, con un descanso para merendar sobre las 17.00», señala Nuria.

En esta escuela también conservan muestras de agradecimiento del alumnado, que les envió después mensajes, dibujos y otras demostraciones de afecto. Para la mejor escuela del mundo, señala un dibujo que se leía ayer en la puerta de la escuela.

Este centro educativo lo puso en marcha Ruth Gómez, una veterana maestra que comenzó en el antiguo Hospital Xeral de Galicia, de la rúa Galeras, y que incluso consiguió organizar algunos viajes para este alumnado tan singular.

EDUCACIÓN ENSEÑAR EN EL HOSPITAL

«En el período escolar la programación es más formal. Se les ayuda para que no pierdan el curso»

Nuria Iglesias