La familia afectada vive en Tras Santa Isabel, tiene inutilizada una habitación y presentó tres reclamaciones al Concello
20 ago 2014 . Actualizado a las 21:36 h.«Tiré maletas de ropa sin reparar en lo que había dentro, las puertas y los armarios ya no encajan bien y tengo todos los enchufes de casa con ambientadores para intentar compensar un poco el olor que ahora en verano es insufrible». Además de tener una habitación inutilizada por la humedad, estas son algunas de las consecuencias de la tromba de agua que cayó sobre Santiago el 4 de octubre del 2013 y que afectó especialmente a una vivienda de la rúa Tras Santa Isabel, muy cerca del pabellón deportivo y la piscina, y que provocó el colapso de una tubería pública de fecales que acabó por inundar de desperdicios todo el bajo del inmueble.
Aquel día cambió la vida de la familia que habita la vivienda, que todavía espera a que los peritos, los técnicos municipales y los políticos «se dignen» a preocuparse por un caso que conocen de sobra: «He puesto tres reclamaciones en el Concello, lo he hablado personalmente con el exedil De la Fuente y hasta he parado al actual alcalde por la calle para que se preocupe por el asunto, pero de momento, nada».
La reclamación es doble: por un lado quieren que el Concello valore y asuma los daños generados en la casa aquella noche, pero que también se arregle la canalización de la calle «para que no se repita» la situación. De hecho, pocos días después del incidente, la empresa concesionaria del agua realizó una inspección con un robot-cámara que determinó que el estado de la cañería era tan deplorable que un simple arreglo no sería suficiente. Las juntas están desplazadas, y para colmo de males, en una reciente operación de asfaltado se cubrieron y sellaron las dos tapas de registro que quedan delante de la vivienda afectada, lo que hace más difícil cualquier actuación. El diagnóstico técnico fue rotundo: Tras Santa Isabel necesita «unha nova rede», como decía el informe que se trasladó al Concello, pero de momento no se ha presupuestado la obra.
La familia, cuyo hogar carecía de seguro, valora los daños materiales sufridos en unos 18.000 euros «y no cuento los morales, porque desde aquel día vivo con auténtica angustia, y me duele que mi hija no pueda venir a casa porque su habitación está inutilizada», lamenta la vecina.