Liñares, el local con más solera

La Voz

SANTIAGO

17 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

De los 109 establecimientos hosteleros que la memoria de los melidenses documenta hasta 1970, solo uno atesora una travesía interrumpida bajo el mismo timón familiar. Lo agarró Luis Sexto Mejuto un 26 de diciembre. En 1951. Ese día abrió sus puertas el bar Liñares. Nada tiene que ver el hoy establecimiento con más solera de la zona de vinos del casco antiguo de Melide con la taberna con la que Luis empezó. «Estaba esta casa a medio facer, e aquí me meteron, por 100 pesos aos mes, con dous pipiños de viño e catro botellas de coñá», cuenta.

Quienes allí lo dejaron no lo abandonaron, lo rescataron. Eran los taberneros de Liñares, una aldea de Santiso a la que le debe el nombre el bar. Eran sus padres. «Ía facer 22 anos e marchar para Brasil. Xa tiña os papeis arreglados, pero meus pais non querían», cuenta Luis 63 años después. Y en la resistencia paternal ante la emigración nació el bar Liñares, que, pasadas seis décadas, atienden Carlos y Manuel, los hijos de Luis.

El cuaderno de vida del tabernero más veterano de Melide se escribe desde el bar. «Agora non traballo, pero sigo vivindo na mesma casa», comenta. En la misma en la que conoció a su mujer. «Veu traballar para min e pasados once anos enamorámonos e casamos», recuerda a Lola, que ya no está. Los vecinos que la conocieron también la rescatan de la mente detrás de los fogones, sirviendo a los comensales sentados al abrigo de la cocina de leña del establecimiento y despachando generosas potas de pulpo, carne asada y bacalao.

«Nunca ninguén lle dixo que fixera unha mala comida», comenta Luis, que de los tiempos con su mujer en el negocio rememora días en los que «temos posto ata 50 quilos de bacallau». «Á metade de Melide, servíamolo de viño nós», recuerda Luis, que, además de cómo taberna y casa de comidas, también es testimonio del bar Liñares como fonda. «Traballamos coma leóns», afirma Luis. Y en eso están: «Loitando os que quedamos».